Almuerzo insólito en Fitur: dueños de Down Town y Plaza San Juan

La prensa dominicana desplazada a Madrid, con ocasión de Fitur, generalista y turística, ha estado muy centrada en las múltiples reuniones mantenidas por el presidente Luis Abinader con altos mandatarios de España y con inversores del sector turístico, de mucho interés todas ellas para el país.

Almuerzo insolito en Fitur duenos de Down Town y PlazaPero hay una Fitur paralela, la que tiene lugar en los días previos y que suele ser más interesante aún que la propia feria, pasarela de políticos y desfiles de vanidades para una buena parte de asistentes con o sin vínculo con el mundo turístico.

Lejos de Ifema, fuera de la sede ferial, hay vida, mucha vida, pues en la capital se suelen llevar a cabo encuentros privados de alto nivel en el que se consiguen, fuera del foco mediático y de los curiosos, compromisos de enjundia.

Encuentros y reuniones a manteles que pasan desapercibidos para prácticamente la totalidad de los medios informativos de RD, pendientes de los políticos y empresarios anfitriones y faltos de perspicacia por lo que se genera más allá de la expedición oficial.

No necesariamente todas esas reuniones se celebran para analizar operaciones, para la venta y compra de proyectos hoteleros y residenciales, incluso de oferta de entretenimiento, sino que también sirven para limar asperezas y deshacer desavenencias entre grandes rivales.

Precisamente dos competidores arduos, fajadores y pioneros de un centro de ocio y residencial clave en Punta Cana-Bávaro como es la esquina del bulevar de Barceló con la autovía olvidaron en un almuerzo distendido en el restaurante Ten con Ten sus pasadas diferencias.

Si, los dueños de Down Town y Plaza San Juan, Luis Francis y Jesús Montano, disfrutando desenfadadamente en uno de los restaurantes de moda de Madrid, y alegres ambos después de un pulso encubierto que los dos han venido manteniendo en los últimos años.

Dos veteranos como el venezolano y el puertorriqueño viendo como la zona que ellos controlan, la del Coco Bongo y la de Ikea, así como otros locales de relieve, van y vienen, suben y bajan, abren y cierra, dos curtidos veteranos que ya ven las cosas con perspectivas más serena.

Que pena no haber conseguido una fotografía del encuentro a manteles de Francis y Montano, o Montano y Francis. Para los que viven en el Este habría sido todo un regocijo contemplar ese retrato distendido y jovial de uno y otro.

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