Be Girl, la empresa social con ADN latino que ‘celebra’ la menstruación

La firma de diseño Be Girl nació en Nueva York con la sangre latina de su cofundadora y consejera delegada, la colombiana Diana Sierra, y su socio, el ecuatoriano Pablo Freund.

Su misión es global: “celebrar” el periodo menstrual, para que deje de ser una vergüenza para las niñas de unos 30 países de África, América Latina y otras partes a los que ha llegado desde 2014.

“Lo que queremos cambiar nosotros son las percepciones de lo que es el periodo, la menstruación, y que sea algo bonito, para celebrar, y que nadie se sienta avergonzado de hablar del tema”, dice Sierra en una entrevista con Efe, después de hablar durante la Conferencia de Población y Desarrollo (CIPD25), que se celebra desde el martes y concluye este jueves en Nairobi.

OBJETIVO: ENTENDER, MANEJAR Y AMAR EL CUERPO

Su objetivo es que las mujeres de zonas pobres, especialmente niñas en edad escolar, puedan “entender, manejar y amar” su cuerpo.

Lo primero, llevando “conocimientos muy complejos como lo que es el ciclo menstrual de una manera fácil”, a través del SmartCycle, un “relojito” de plástico de tres círculos que, con números e iconos, muestra las tres fases de ese proceso.

“Lo importante de todo esto es que no es para prevención de embarazos, es para poder lograr que una persona joven (incluso los muchachos) entienda cómo funciona el ciclo” y pueda “proyectar qué hará con su cuerpo.

También está un panti “diseñado para todos los terrenos”, “hecho con un material dry fit (tejido que facilita la evaporación de la humedad), que es supersencillo de lavar y secar y (…) tiene un bolsillo universal, con un material impermeable por dentro y una mallita interior”.

“Puedes volver este bolsillo una toallita sanitaria con cualquier material absorbente: una toalla, papel higiénico, un pedazo de tela… que permite correr, ir a la escuela, a tu trabajo, de una forma en que estás bien protegida”, agrega.

En esta línea también ofrecen toallas higiénicas reutilizables, que se pueden lavar fácilmente y con lo que buscan contribuir a aliviar costos y reducir desperdicios.

Por último está la copa menstrual. “Una copa puede durar casi 20 años, que no vas a estar comprando toallas higiénicas desechables. Eso es un montón de basura”.

Por ejemplo, cada mujer en EE.UU. arroja 150 kilos de productos menstruales desechables durante su vida y con cada uno de los productos de Be Girl puestos en el mercado se ahorran 200 galones de agua, según la propia compañía.

FACILITAR LA MOVILIDAD DURANTE LA MENSTRUACIÓN

En cuanto al impacto que generan, Sierra explica que eso “se ve realmente en la movilidad. Cuando una mujer no tiene los materiales para poder cuidar de sus periodos obviamente no se puede mover de su casa, y esas mujeres y esas niñas se están quedando por fuera de oportunidades de trabajo o de educación”.

Un aspecto que llevó a esta diseñadora industrial de la pequeña población de Santuario (departamento colombiano de Risaralda) a cambiar su trabajo con importantes multinacionales de tecnología y moda por otro de carácter social, por el “sentido de responsabilidad, de tener un propósito con lo que se hace”.

Así que buscando ayudar a los “mercados no viables” se preguntó “cómo era posible que diseñara productos para quienes ya lo tienen todo y qué hay del otro 50 % de la población de este planeta que vive por debajo de 2,50 dólares al día”.

“¿Por qué hago toallitas sanitarias, copas y todos estos productos para mujeres? Hay muchas maneras en las que uno puede ayudar a personas que tienen recursos limitados. Pero para mí era importante poder darle a cada niña y a cada mujer la posibilidad de tener propiedad sobre su cuerpo”.

“Muchas veces te dicen que lo que haces es una gota de agua en un mar de problemas. Pero una gota de agua, ese efecto de onda puede crear olas, y las olas cambian vidas”, reflexiona.

Esas olas, por ahora, han bañado lugares que van desde el Amazonas hasta el parque del Serengeti (Tanzania), pasando por las Islas Salomón, Mali, Malawi, Marruecos, Jordania, Perú o Uganda.

AL ALCANCE DE TODAS

“Hemos llegado -remarca- a más de 30 países con nuestros productos, distribuyendo más de 55.000 unidades. Y tenemos oficinas en EE.UU., donde está la sede oficial y hacemos colaboraciones a nivel global, y en Mozambique (donde ella vive desde hace más de un año), donde estamos haciendo un ensayo comercial para entender cómo llevar estos productos a través de canales comerciales”.

Eso, porque la gran mayoría de veces los llevan “a través de colaboraciones con diversas ONG que tienen programas enfocados para mantener a las niñas en las escuelas o darles las posibilidades de que ellas puedan mantener su periodo sin que eso les limite sus posibilidades”.

Sierra añadió que se siente “orgullosa” de estar “trabajando en Colombia de la mano con el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, en inglés), con poblaciones desplazadas, y con la fundación Plan, en las escuelas con niñas”.

“El hecho de que siempre te estén diciendo que la menstruación es algo sucio, algo pecaminoso o algo de lo cual estar avergonzado y llega la oportunidad de tener un producto lindo, colorido…Esa sonrisa de una niña es lo más gratificante de este trabajo”, concluye Diana Sierra.

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