Cinco razones por las que, si hay Juegos Olímpicos de Tokio, serán otros Juegos

El 24 de julio se mantiene de momento como la fecha en la que los casi 11.000 mejores deportistas del mundo se reunirán en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio, antes de medir sus fuerzas en busca de la gloria los estadios de la capital japonesa.

El Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Organizador de Tokio 2020 insisten prácticamente a diario en que los Juegos se desarrollarán según lo previsto, pese al escepticismo y la inquietud de los deportistas que han visto interrumpidos sus entrenamientos y sus torneos clasificatorios por culpa del coronavirus.

A 24 horas de una reunión entre el COI y las federaciones deportivas para reorganizar sus agendas, lo que puede darse por seguro es que, si finalmente los Juegos se disputan en las fechas previstas, serán unos Juegos distintos a los que hubieran sido sin la pandemia del coronavirus. Estas son las razones:

DECENAS DE PREOLÍMPICOS PENDIENTES DE NUEVA FECHA

La milimétrica preparación del ciclo olímpico por parte de los deportistas y sus entrenadores, con picos de forma perfectamente calculados para coincidir con los torneos clasificatorios, se ha venido abajo. Y no se trata de prolongar ese momento óptimo unos días o un par de semanas: en la mayoría de los casos habrá un lapso de meses.

El preolímpico femenino de balonmano en Lliria (España) se trasladó de marzo a junio, lo mismo que el panamericano de boxeo de Buenos Aires; el clasificatorio de béisbol, en Taiwán, de abril a junio. Los ejemplos crecen cada día. La mayoría de las cancelaciones ni siquiera tienen nueva fecha. Junio es la meta: las federaciones confían en que la pandemia esté controlada para entonces. Los deportistas afrontan el reto de mantener la forma, pero los que se clasifiquen dentro de tres meses probablemente no sean los mismos que se hubieran clasificado ahora.

AISLADOS EN CASA, SIN ENTRENAMIENTOS NI COMPETICIÓN

Desde el COI han animado a los deportistas a seguir entrenándose para Tokio 2020. Para algunos, según su deporte y su lugar de residencia, no será muy complicado. Pero para otros será prácticamente imposible. Lo ha expresado la campeona olímpica de bádminton, la española Carolina Marín, que tiene cerradas sus instalaciones de entrenamiento en Madrid y que tampoco puede viajar a otro sitio: “No tengo una casa como para montarme una pista de bádminton”. Entre los deportistas que lleguen a Tokio, no todos lo harán en las mismas condiciones.

A LAS ÓRDENES DE CLUBES, LIGAS Y SINDICATOS

La esperanza de ver en los Juegos de Tokio a las estrellas de la NBA se diluye: si la liga se reanuda en junio, el final de la temporada coincidirá con los Juegos y los profesionales no podrán acudir a la llamada de las selecciones.

En caso de cancelación de lo que queda de temporada en la NBA, porque continúa el riesgo de contraer el coronavirus, es improbable que los propios jugadores y que su sindicato acepten desplazarse hasta Tokio.

Estados Unidos proporcionó una primera lista de 44 jugadores preseleccionados para Tokio 2020, de la que deberían salir los 12 definitivos. Entre ellos están Stephen Curry, LeBron James, Kevin Durant o Kyrie Irving.

En otros deportes, ligas y países puede ocurrir lo mismo, en el caso de las disciplinas de equipo.

EL ESTRÉS DE LA INCERTIDUMBRE

La incertidumbre sobre la disputa de los Juegos Olímpicos y la sensación de que la preparación de años se puede ir al traste genera en el deportista frustración y estrés. Es posible que caiga en la tentación de abandonar sus objetivos. “Tienen una excusa maravillosa para decir no me entreno, no me cuido, lo dejo todo…”, advirtió la psicóloga y exgimnasta María Fernández Ostolaza. El efecto de ese estrés -también responsable de lesiones- en sus resultados deportivos es un intangible pero, a día de hoy, es un factor que hay que tener en cuenta ante los Juegos de Tokio.

Datos como el conocido este lunes, relativo a que siete de cada diez japoneses no creen que los Juegos vayan a inaugurarse el 24 de julio, aumentan la sensación de inseguridad sobre la gran cita deportiva. Tampoco la suspensión del tramo griego de la antorcha olímpica o la posibilidad, ya apuntada, de que el recorrido japonés se celebre sin público.

SIN PRUEBAS EN LAS INSTALACIONES

La cancelación este lunes del torneo test de voleibol, la Tokio Challenge Cup, se suma a la suspensión de otras competiciones destinadas a probar las instalaciones en un ‘simulacro’ de competición olímpica: con equipos, con público, con voluntarios, con prensa.

Esta Copa estaba prevista del 21 al 26 de abril en el Ariake Arena. Los organizadores harán “pruebas operativas” en el mismo periodo, pero el dispositivo no va a estar sometido a las mismas exigencias y llegará a los Juegos más verde. Lo mismo pasó con el rugby paralímpico, la escalada o la boccia. No habrá ensayo general, ese último examen exigido para que la función salga perfecta.

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