DÍA MUNDIAL DE LA DIETA MEDITERRÁNEA

No excluye totalmente ningún alimento, nada está prohibido —salvo patologías que lo justifiquen—, y todo se puede comer en su justa medida. Sin embargo, numerosos estudios demuestran su impacto positivo en nuestra salud, además de ayudar a prevenir enfermedades como la obesidad, diabetes, problemas en los huesos, y contribuye a mantener la memoria.

Estamos hablando de la Dieta Mediterránea, nuestro patrimonio más conocido, saludable y tradicional, y que hoy miércoles, 13 de noviembre, celebra su Día Mundial. Una cultura culinaria que se originó en la cuenca del Mar Mediterráneo, una zona que fue el origen de numerosas civilizaciones con grandes aportaciones culturales, rica en alimentos de cercanía y de temporada, abundante en productos de origen vegetal y con valiosas recetas que fueron pasando de generación en generación.

Sin embargo, la llamada Dieta Mediterránea no solo recoge una forma de alimentarse, sino que también posee un estilo de vida completo, propio de países como España, Chipre, Grecia, Italia o Francia, un valor tan completo que llevó a la UNESCO a declararla Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010.

Los alimentos clave

  • Verduras y hortalizas. 2 – 3 raciones diarias. Aportan minerales, fibra, vitaminas y antioxidantes.
  • Frutas. 3 – 4 piezas diarias. Alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.
  • Lácteos. 2 – 3 raciones diarias. Proteínas, calcio, fósforo y varios tipos de vitamina B.
  • Frutos secos. 3 – 7 veces por semana. Preferiblemente sin sal y sin freír. Grasas saludables, fibra, proteínas vegetales, hidratos de carbono complejos, vitaminas, minerales y fitoquímicos.
  • Cereales, patatas, leguminosas tiernas y otros. 4 – 6 raciones diarias. Hidratos de carbono, fibra, proteínas vegetales, vitaminas y minerales. Consumir en función del grado de actividad física.
  • Aceite de oliva virgen extra. 3 – 4 raciones al día. España tiene el aceite de oliva que es la opción más saludable dentro de los aceites.
  • Huevos. 3 raciones por semana. Proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales.
  • Pescados y mariscos. 3 – 4 veces por semana. OMEGA- 3.
  • Carnes blancas. 3 veces por semana. Proteínas, hierro, zinc y vitamina B12.
  • Legumbres. 2 – 4 veces por semana. Fibra, hidratos de carbono, minerales, vitaminas y proteínas vegetales.
  • Hidratación. El agua es la fuente de hidratación más sana y recomendable. Entre 4 y 6 vasos de agua diarios. La Dieta Mediterránea también incluye un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas, como la cerveza.

La Dieta Mediterránea en la sociedad actual

Pero los hábitos de vida propios de la sociedad actual nos han ido alejando del modelo de alimentación mediterránea, que se relaciona con un mejor control del peso, con ventajas para la salud y con un mayor disfrute de ciertas recetas tradicionales muy bien aceptadas. Y es que factores como la falta de tiempo o la facilidad para disponer de alimentos que contribuyen a crear un ambiente obesogénico, han hecho que vayamos dejando de lado esta dieta tan nuestra, lo cual está repercutiendo negativamente en nuestra salud y físico.

Por ello, en el Día Mundial de la Dieta Mediterránea no viene mal recordar algunos de sus principales beneficios:

  • Ayuda a controlar nuestro peso.
  • Numerosos estudios demuestran que ayuda a prevenir enfermedades como la obesidad, diabetes, problemas en los huesos, y contribuye a mantener la memoria.
  • Al ingerir diferentes grupos de alimentos obtenemos nutrientes con funciones específicas en nuestro organismo y ello tiene un impacto positivo en nuestra salud.
  • La Dieta Mediterránea no excluye totalmente ningún alimento. Nada está prohibido, salvo patologías que lo justifiquen, y todo se puede comer en su justa medida.
  • Contribuimos a la sostenibilidad medioambiental al consumir alimentos reales.

 

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