Envían cura condenado por abuso contra menor en España a dar clases de ética sexual en Bolivia

Las irregularidades que rodean los escándalos sexuales contra menores cometidos por miembros de la Iglesia Católica en España y Bolivia continúan saliendo a la luz. Esta vez se ha reavivado el impactante caso del cura y jesuita español Luis Tó González, condenado a cárcel por abusar de una niña y enviado luego al país andino a dar clases de ética sexual a aprendices religiosos.

El expediente de Tó González, difundido por el medio español El País, periódico que recientemente destapó el escándalo del sacerdote y jesuita español Alfonso Pedrajas, fallecido en 2009, quien dejó un escrito donde confiesa haber abusado de más de 80 menores en el país suramericano.

El caso del cura González, quien falleció en 2017 y que es mencionado por Pedrajas en su diario de confesiones, llama la atención porque devela el accionar de la Iglesia para proteger y apoyar al sacerdote, de manera que pudiera continuar trabajando dentro de la institución y, por si fuera poco, en temas cruciales para la formación ética y moral de futuros clérigos, al ocultar los graves hechos que cometió contra infantes durante su paso por el colegio jesuita San Ignacio de Sarria, en Barcelona, España.

González, denunciado en 1992 y condenado a prisión por dos años, más seis años de inhabilitación para ejercer su oficio de profesor en la mencionada institución educativa, luego que la Lusticia lo considerara culpable de abusar sexualmente, en dos ocasiones, de una menor de 8 años de edad.

Clases de ética sexual

Según la sentencia reseñada por el medio citado, el padre Tó se aprovechó de la niña al besarla y tocarla, cuando era su alumna de catequesis para el bautismo. El tribunal de Barcelona fundamentó su fallo en las declaraciones de la pequeña, quien explicó durante el juicio todo lo sucedido.

Tras los abusos de Tó, la directiva del colegio católico, integrada por representantes de la Iglesia española, ocultó las agresiones del sacerdote jesuita y le hizo una fiesta de despedida para enviarlo a Bolivia, donde continuó abusando de decenas de menores.

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