El presidente del Grupo Globalia ha hecho este fin de año unas declaraciones a su buen amigo el periodista Graciano Palomo, su biógrafo, ex jefe de prensa del grupo y colaborador circunstancial de Preferente. Palomo lo ha entrevistado en Punta Cana para el suplemento LOC de El Mundo.
De todo lo dicho por Juan José Hidalgo a lo largo de una doble página solo cabe destacar las reiteradas menciones a los empleados del grupo, que el salmantino cifra en 20.000. Solo esto y únicamente esto es lo más reseñable de la larga entrevista porque los demás asuntos abordados son sobradamente conocidos en el sector.
Es sabido que Hidalgo es un luchador tenaz y perseverante, un fajador sin igual al que la pandemia le dio un fortísimo zurriagazo del que le costara salir (si es que sale, pero él no arroja la toalla) como también son sabidos otros temas que son de dominio público. Cosas sustanciales de las manifestaciones de Punta Cana, las mínimas.
No habla Hidalgo del troceamiento de Globalia (los Barceló controlan desde Ávoris a Halcón, Ecuador y Travelplan) ni de la venta de los hoteles tras tambalearse el acuerdo con Blue Bay. Ni mucho menos de la gran deuda del grupo con el Estado y los bancos.
Aborda el asunto candente de la venta de Air Europa a Iberia pero lo hace de forma sibilina, incidiendo en que la suya es la compañía de bandera de España y aseverando que los compradores, Iberia, es británica. Nada que no conozcamos.
Llama la atención que Juan José Hidalgo diga que la intervención del Estado en Air Europa no es un rescate (sic). El CEO nombrado por la Sepi se habrá quedado de piedra al leer esto de boca del salmantino.
JJH afirma que ha vuelto a ponerse al mando de las operaciones únicamente por los trabajadores, que él no los puede dejar tirados y que si está al pie del cañón, con su viejo móvil como principal herramienta de trabajo, es por el colectivo. Solamente por eso.