Cuando te conviertes en madre el mundo cambia drásticamente. La creencia de que la mujer puede con todo se cae, menos cuando eres empleada que debes cumplir con requisitos corporativos, que tienen muchos beneficios pero que es cuesta arriba adaptarte en ellos cuando la prioridad de tu existir es esa nueva personita.
Dar la espalda a recibir ingresos propios, no es una opción viable, menos cuando se es de clase social trabajadora y se viven tiempos austeros. Es la razón por la que cada vez son más mujeres las que ven una luz de esperanza en el emprendimiento, que no es un camino fácil pero que lo puedes adaptar a tu medida.
Un excepcional ejemplo de ello es Orquídea Martínez, una joven profesional, casada y madre de una niña de cinco años, que al dar a luz decidió renunciar su trabajo y diseñar un esquema de negocio que le generara ingresos y que le permitiera cuidar ella misma a su pequeña.