La pandemia impactó la producción agrícola con altibajos en rubros

La pandemia impacto la produccion agricola con altibajos en rubros
A pesar de la crisis sanitaria, en rubros como el arroz, República Dominicana no ha tenido faltante; la oferta ha no ha bajado.
Por la crisis sanitaria las autoridades debieron frenar
la agenda diseñada, para iniciar programas de aguante

La agropecuaria creció el pasado año 4.1 %, en un contexto en el que la economía en general incrementó 5.1 %. Este año, en el período comprendido entre enero y septiembre el sector creció 3.8% y en octubre se situó en -0.6%. Todo indica que cerrará 2020 más decaída que en 2019.

No ha sido un año cualquiera, ha sido uno en el que la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 ha llegado a afectar las exportaciones y el normal desenvolvimiento de las ventas, el consumo local y la dinámica en general de la actividad productiva. Hay que decir que la agropecuaria fue de los sectores que mantuvo mayor nivel de apertura en los meses más críticos, cuando se produjo el confinamiento entre marzo y julio, porque mantenerlo abierta no implica necesariamente tener que aglomerar mucha gente en un mismo espacio para producir. Pero en todo caso se vio afectada. Para evitar una propagación del virus entre la población (cosa que no ha ocurrido) el país se cerró al mundo por aire, tierra y mar en marzo.  Muchos de los rubros producidos localmente se vieron impedidos de salir hacia otros destinos por un tiempo y el hecho de que estuvieran cerrados los hoteles turísticos, los restaurantes, freidurías y los centros que combinan diversión y venta de alimentos, asestó sobre quienes producen rubros comestibles con fines comerciales.

A finales de abril, el Gobierno –para entonces presidido por Danilo Medina- dispuso la compra de 5.6 millones de libras de carne de pollo para distribuir 525,000 libras cada día entre las personas más vulnerables de todo el territorio nacional. El objetivo de esa medida fue el de apoyar a los sectores productivos y garantizar la alimentación de la población en medio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del covid-19.

“El 25% de todos los pollos que compró el Gobierno procedían de pequeños productores, para asegurar una salida al mercado de toda la producción. Así llegó a explicarlo el entonces ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, quien encabezaba la Comisión de Alto Nivel Contra el Coronavirus, que se formó en el pasado gobierno, una vez llegada la crisis sanitaria. Las autoridades acogieron la propuesta de la Asociación Dominicana de Avicultura (ADA), que procuraba se diera curso a un Programa de Pignoración de 1.5 millones de pollos. Los bancos comerciales expresaron su interés de participar en el programa.
Otra medida que se dispuso desde el Gobierno fue con la Asociación Dominicana de Procesadores Lácteos y Derivados, para la compra de 260 mil libras de queso, con lo cual se recogió poco más de un millón de litros de leche fluida de producción nacional.
Otro sector que recibió ayuda fue el de vegetales, afectado de forma directa con el paro de las exportaciones hacia los mercados receptores a nivel internacional. Las pasadas autoridades asistieron a los cultivadores de vegetales de invernaderos (ambiente protegido)  y de campo abierto que tenían como destino el mercado turístico local, que se concibe como exportación interna. “El Ministerio de Agricultura coordinó con organizaciones de productores un programa de compra, iniciando con la adquisición de 50 mil libras de tomates diariamente.
En fin, la presencia de la pandemia llevó al Gobierno a incurrir en una serie de gastos, tipo ayuda, que no tenía previsto.

En agosto, poco después de la salida de la administración de Danilo Medina, se acusó a la pasada gestión del Ministerio de Agricultura, que dirigió Osmar  Benítez, posibilitar que los  importadores llenaran prácticamente por 10 meses los canales de venta de habichuela, dejando sin espacios a los productores nacionales para colocar sus cosechas. Hasta el mes de julio habían importado la cantidad que República Dominicana consumirá de agosto de 2020 a mayo de 2021.

Productores locales llegaron a asegurar que eso iría directamente en perjuicio de quienes han dedicado esfuerzo, sacrificio y dinero para sembrar sus terrenos de leguminosa, como es el caso de los productores del valle de San Juan.

Entre abril y mayo, la pandemia tuvo un efecto indirecto sobre el plátano que quizás poca gente esperaba que ocurriera en torno a esa musácea: Colocó el precio a la baja, algo que no se veía posiblemente desde el año 2015.

Lo propio estuvo ocurriendo con el precio del pollo, que se obtenía a razón de 35 y 40 pesos en algunos puestos de venta informales. Eso representó una rebaja de entre 58 y un 66%, si se compara con los 55 y 60 pesos a que se cotizaba antes de la crisis sanitaria. A nivel de las granjas de producción avícola el precio del ave cayó a 24 pesos por libra, una diferencia de seis pesos, respecto a la cotización de 30 que había alcanzado antes. Los datos fueron ofrecidos por dos de los principales granjeros de la zona del Cibao. En ambos casos (plátano y pollo), el elemento coincidente que llevó a la baja del costo tuvo que ver con una fortaleza de la oferta sobre la demanda, que se vio reducida (la última), porque –como se explicó antes- sectores donde se genera alto consumo estuvieron cerrados.

Las críticas a la gestión que se fue, por las visitas

El Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) se mantuvo como brazo fuerte del Gobierno pasado hasta agosto, cuando culminó la gestión presidencial Medina. Fue un programa al que en ocho años el pasado mandatario le programó un presupuesto de RD$64,103 millones. Con la llegada de nuevas autoridades al FEDA, encabezadas por Efraín Toribio, el organismo regresó a lo que fueron sus orígenes. A finales de septiembre, Toribio aseguró que a Danilo Medina lo engañaron como si se tratara de un niño pequeño con el tema de las llamadas “visitas sorpresa”, cosa que generó gran revuelo entre pasados funcionarios. Desde su punto de vista, “con ese capítulo lo que ocurrió fue un desastre, que acabó siendo un robo colectivo entre funcionarios de diversas instituciones estatales.

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