La vitamina C y sus «poderes curativos» en los resfriados: ¿verdad o mito?

La vitamina C se puede encontrar en frutas como las naranjas, limones, kiwis, pomelos o verduras como el brócoli, el pimiento y los tomates. Su consumo suele recomendarse para prevenir o tratar los resfriados, ya que se cree que esta vitamina ayuda a combatir sus síntomas. No obstante, esto es parte de una creencia popular que no tiene ningún fundamento científico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que no se ha podido demostrar que “el ácido sórbico (vitamina C) sea eficaz en el tratamiento del resfriado común. Esto lo han corroborado, también, los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Sin embargo, a pesar de confirmar que esta vitamina no reduce el riesgo de contraer un resfriado ni alivia la sintomatología una vez aparece, sí mencionan un aspecto fundamental sobre la vitamina C.

Según los NIH, “quienes toman suplementos de vitamina C con regularidad podrían sufrir resfriados de duración levemente menor o síntomas algo más leves al resfriarse”. No obstante, no hay evidencia científica sobre esto y se queda en una mera suposición.

¿Cómo nos ayuda la vitamina C?

Aunque la vitamina C no parezca ser de gran ayuda para hacerle frente a los resfriados, esto no quiere decir que no la necesitemos. Sin embargo, la forma en la que beneficia a nuestro cuerpo dista mucho de esta creencia popular.

Como bien indican los NIH, esta vitamina actúa como un antioxidante protegiendo a nuestras células de los radicales libres. Además, favorece la producción de colágeno, mejora la absorción del hierro y contribuye a que nuestro sistema inmunitario funcione mejor. Este último beneficio ha sido el motivo por el que se ha creído durante mucho tiempo que la vitamina C ayudaba a prevenir y aliviar el resfriado.

La cantidad de vitamina C que necesita nuestro cuerpo para poder obtener todos estos beneficios es de 75 mg en las mujeres adultas y 90 mg en los hombres adultos. Con una dieta rica y variada es posible obtener de las frutas y verduras esta cantidad recomendada sin necesidad de suplementos.

Sin embargo, la suplementación puede estar indicada en los casos en los que una persona haya sido diagnosticada con escorbuto debido a un déficit de vitamina C (menos de 10 mg por día). Esto suele provocar cansancio, anemias y hemorragias, entre otros síntomas. Además, si no se trata, esta enfermedad puede resultar mortal.

Un exceso de vitamina C ¿puede ser perjudicial?

En el caso de que nos resfriemos y nos creamos la creencia popular de que la vitamina C nos puede ayudar, es posible que aumentemos su consumo, incluso recurriendo a la suplementación sin necesidad. Pero, exceder la cantidad diaria de vitamina C puede provocar la siguiente sintomatología:

  • Cólicos estomacales acompañados de diarrea.
    Náuseas.
    Hemocromatosis (exceso de hierro).

A pesar de todas estas consecuencias, es conveniente aclarar que estos síntomas solo se manifestarían en circunstancias en las que las concentraciones de vitamina C en el organismo fueran muy elevadas.

Aunque la vitamina C es necesaria, no hay evidencias científicas de que nos ayuden contra el resfriado común. No obstante, consumirla es fundamental para evitar enfermedades como el escorbuto en el caso de que nuestra nutrición carezca de alimentos ricos en esta vitamina. Por eso, una dieta sana y equilibrada será esencial para proporcionarle a nuestro organismo lo que necesita.

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