Un trágico incidente en el Reino Unido ha planteado preguntas sobre la necesidad de regulación en las sesiones de terapia con agua fría, después de que una madre de tres hijos muriera a causa de un paro cardíaco repentino en una de estas sesiones.
Kellie Jean Poole, de 39 años, perdió la vida en el río Goyt en Derbyshire, Inglaterra, durante una sesión de terapia organizada por Breatheolution, una empresa con sede en el Reino Unido. Este tipo de terapia promueve beneficios para la salud mental, la reducción del estrés y el fortalecimiento del sistema inmunológico a través del contacto con agua fría.
Aunque la terapia con agua fría ha ganado popularidad y ha sido respaldada por celebridades, la tragedia de Poole ha llevado a un llamado a la regulación de esta práctica.
El día del incidente, Poole y otros participantes se sumergieron en el río a pesar de las bajas temperaturas, llevando solo trajes de baño. Inicialmente, Poole disfrutaba de la experiencia, pero luego comenzó a quejarse de un dolor de cabeza. A pesar de los esfuerzos por reanimarla, Poole fue declarada muerta cuando llegaron los paramédicos.
La autopsia reveló que su muerte se debió a un paro cardíaco repentino causado por hipertrofia ventricular izquierda, un engrosamiento de las paredes de la cámara inferior del corazón. El cardiólogo consultor explicó que el contacto con el agua fría pudo haber desencadenado un latido irregular que condujo al paro cardíaco.
El forense senior no culpó al fundador de Breatheolution, Kevin O'Neill, de la muerte de Poole, ya que era imposible prever su afección cardíaca grave. Sin embargo, la madre de Poole ha pedido una mayor regulación en estas actividades.
Diane Service, madre de la víctima, instó a que se implementen regulaciones para evitar futuras tragedias. O'Neill también estuvo de acuerdo en la necesidad de regulación, basándose en sus experiencias en la práctica de terapia con agua fría.
Este triste incidente destaca la importancia de la seguridad y la supervisión adecuada en actividades que involucran cambios bruscos de temperatura y estrés físico, y plantea la pregunta sobre cómo se debería abordar la regulación de esta terapia en el futuro.
