Países del Sur Global rechazan alojar el fondo de pérdidas y daños en el Banco Mundial

Tras once meses de reuniones, el Comité Transicional que se puso en marcha para dar forma al nuevo fondo de pérdidas y daños -que los países acordaron crear en la COP27- ha decidido que dicho fondo se alojará de manera provisional en el Banco Mundial, una decisión criticada por los países del Sur Global y por los expertos consultados por EFE.

Reunidos en Abu Dabi, los miembros del comité -en su mayoría, representantes de países en desarrollo, si bien también hay diplomáticos de grandes potencias como Estados Unidos, China, Canadá, Francia, Alemania o Japón, entre otros- despacharon el fin de semana uno de los puntos más polémicos de la negociación sobre el nuevo fondo de pérdidas y daños: dónde alojarlo.

La decisión concluyó que el Banco Mundial acogerá, al menos durante los próximos cuatro años, este fondo con el que la comunidad internacional aspira a ayudar a pagar la «factura del clima» a los países más vulnerables ante los efectos del calentamiento global, que son al mismo tiempo los Estados que menos han contribuido a este fenómeno.

En todo caso, la decisión final se deberá refrendar en la COP28, la cumbre del clima de Naciones Unidas que tendrá lugar en diciembre en Dubai, y donde las partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático retomarán las negociaciones para consensuar la manera de atajar la crisis climática.

No era la opción elegida

El Banco Mundial no era la opción elegida por los países del Sur Global que llevaban tres décadas exigiendo este mecanismo para que los grandes emisores se hicieran cargo de los costes económicos causados por fenómenos asociados al cambio climático, petición que concluyó en la cumbre de Sharm el Sheij, en diciembre de 2022, con el compromiso de crear un nuevo fondo.

Pero, como recuerda a EFE el director de la ONG costarricense La Ruta del Clima, Adrián Martínez Blanco, entre los requisitos de esta demanda histórica estaba que el fondo quedara al margen del Banco Mundial, que integrara el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas», y que «no creara más deuda con préstamos aunque fueran concesionales».

Así, para Martínez Blanco la decisión «no nos acerca a la justicia», ya que no hay esa diferenciación de responsabilidades históricas en la emisión de gases de efecto invernadero y además advierte de que «se puede crear más deuda».

«Lo que vemos es que los países desarrollados que ya tienen la obligación nunca han aportado ni lo que voluntariamente ofrecen y mucho menos lo que legalmente les corresponde», lamenta el costarricense, que ha sido observador en los procesos del Comité Transicional, y no comprende cómo los representantes del Sur Global han podido ceder así en las negociaciones.

«Llegamos a cuatro reuniones, no se se cumplió el proceso en la cuarta reunión, se hizo esta extraordinaria en la quinta reunión, y tal vez ellos, de buena fe, dijeron, bueno, si lo que los desarrollados quieren es el Banco Mundial, démoselo con condiciones, pero después de ofrecer eso no recibieron nada a cambio más que lo que ya les habían ofrecido», alega.

Los países del Sur Global tienen dudas sobre el acceso, el tipo de financiación que proporciona el Banco Mundial y los elevados costes de las tasas administrativas, señala por su parte el especialista en diplomacia climática de E3G, Tom Evans, quien también ha seguido de cerca las discusiones sobre pérdidas y daños de la comunidad internacional.

 

EFE

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