Pascual, que comenzó como una marca de referencia en el sector lácteo, se ha propuesto convertirse en proveedor global para el hostelero, y ha comenzado a comercializar alrededor de treinta referencias de vino —un producto con un importante peso en la factura de compra en este tipo de establecimientos— en exclusiva para la hostelería.
De este modo, la compañía de alimentación y bebidas, Calidad Pascual, entra en el negocio del vino con una serie de referencias de blanco y tinto —de mesa, roble, crianza y reserva—, de las principales denominaciones de origen (DOP) españolas, entre ellas Rioja, Ribera, Rueda, Toro…
La primera colección de vinos de Pascual, que ha sido presentada en el marco de la feria HIP -Horeca Professional Expo 2020, inaugurada hoy lunes en Ifema (Madrid), está desarrollada en exclusiva para la compañía por bodegas españolas de referencia, y la empresa continúa trabajando para ampliar a lo largo de este mismo año su porfolio de vinos.
Pascual, en el negocio del vino
“Hemos analizado las necesidades del hostelero, y el vino es la quinta categoría en el peso de su factura de compra. Con estos acuerdos con bodegas de referencia, y calidad y procesos contrastados, aseguramos una oferta integral al hostelero, con el foco de convertirnos en líderes en distribución. Además, aportamos valor a su negocio, ya que nuestra gama de vinos es exclusiva para el canal. Los consumidores no podrán encontrar estos vinos fuera de Horeca”, explica Javier Ribera, director general de la Unidad de Negocio de Bebidas y Distribución.
Y es que, efectivamente, con este movimiento, la compañía refuerza su oferta al hostelero de una red comercial propia, productos diferenciales y novedosos que aporten valor, y se posiciona con más novecientas referencias, tanto sus propias marcas como de las resultantes de alianzas estratégicas con otras compañías de alimentación, a las que hoy se suman los vinos.
En este sentido, hace ya diez años que Pascual comenzó a cerrar acuerdos con terceros para rentabilizar la ‘parada’ de reparto y comercialización que, necesariamente, hacen en cada establecimiento, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental y social: “Buscamos que nuestra visita a cada cliente se optimice, distorsionando menos la ciudad e impactando menos a nivel medioambiental; lo que repercute, además, en una mayor rentabilidad”, comenta sobre este punto Javier Ribera.