Qué es el Atlas Celular Humano y por qué promete revolucionar el tratamiento de enfermedades

Desde el comienzo de la comprensión humana, las civilizaciones se han esforzado por dar sentido a nuestro universo mediante la creación de mapas.

De los ríos y las montañas al cosmos, los científicos han trabajado para construir una imagen cada vez más precisa del mundo en que vivimos.

Y en las últimas décadas, se ha puesto en marcha una misión para crear un mapa minucioso de algo mucho más cercano: la constitución fundamental del cuerpo humano.

En 1990, científicos de seis países colaboraron en lo que se llamó el Proyecto Genoma Humano. En poco más de una década, mapearon el contenido genético de los cromosomas de nuestros cuerpos.

Fue un trabajo pionero, pero quizás su aspecto más importante fue que, una vez completado, los resultados se pusieron a disposición de las comunidades médicas de todo el mundo.

Pero lejos de ser el final del viaje, el Proyecto Genoma Humano fue de alguna manera solo el gran comienzo, después de todo, si conocemos las instrucciones que se dan a nuestros cuerpos, el siguiente rompecabezas por resolver es cómo se usan.

Es por eso que la bióloga computacional Aviv Regel y Sarah Teichmann, del Instituto Wellcome Sanger y la Universidad de Cambridge, cofundaron el proyecto Atlas Celular Humano en 2016.

¿Por qué necesitamos un mapa de todas las células de nuestro cuerpo?

«La célula es la unidad básica de la vida. Tiene dentro de sí nuestro código genético, que está en el ADN de la célula, y lo usa para ejecutar el código y leer las instrucciones», señala Regel.

En nuestro cuerpo, las diferentes células se especializan, cumplen diferentes funciones y, colectivamente, nos permiten hacer todo lo que hacemos.

«Partimos de una sola célula: el óvulo fecundado, que da lugar no solo a un enorme número de células -en un adulto 37 billones-, sino que son diferentes unas de otras.

«Al principio, todos se ven más o menos iguales. Luego hay tres tipos principales que dan lugar probablemente a miles de miles de tipos diferentes.

«Lo interesante es que, a pesar de que la gente ha estado estudiando las células durante siglos, todavía no sabemos cuántos tipos diferentes hay», subraya la bióloga.

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