Un cuatrienio que inicia con poco poder político en manos de las mujeres

Un cuatrienio que inicia con poco poder politico en manos
Sergia Galván, activista femenina.
Las mujeres solo ocupan el 30 % de las 1,164 regidurías del país. Así que en muchos ayuntamientos habrá poca participación de las mujeres en el debate de temas que afectan a la ciudadanía de forma directa y cotidiana

Desde la base hasta la cúpula: el cuatrienio 2020-2024 empieza con un gran desbalance del poder político entre hombres y mujeres en los ayuntamientos, el Congreso y el Gobierno central.

La Ley núm. 33-18, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos establece que: “La Junta Central Electoral y las juntas electorales no admitirán lista de candidaturas para cargos de elección popular que contengan menos del cuarenta por ciento (40%) y más del sesenta por ciento (60%) de hombres y mujeres”.

Pero esta fórmula para garantizar la paridad no se reflejó de forma significativa en los resultados electorales, y en algunas posiciones hubo retrocesos.

Municipalidad y poder

La cantidad de mujeres que dirigen alcaldías permanece estancada. En 2020 se escogieron 19 alcaldesas, tal y como ocurrió en 2016, de modo que solo el 12 % de las 158 alcaldías están encabezadas por mujeres.

En las regidurías hubo un retroceso significativo. De 376 regidoras en 2016 se pasó a 352 en 2020: veinticuatro puestos menos en manos de mujeres, que solo ocupan el 30 % de las 1,164 regidurías en los ayuntamientos del país. Así que las mujeres estarán subrepresentadas en el debate de temas que afectan a la ciudadanía de forma directa y cotidiana como recogida de la basura, protección y cuidado de los parques, soluciones para el drenaje sanitario, y supervisión de la higiene y la inocuidad de los alimentos en los mercados.

La feminista Sergia Galván entiende que esta disminución en la cantidad de regidoras debe llamar a preocupación y al análisis de por qué las mujeres perdieron puestos en estos espacios de poder local.

Pero, la representación femenina aumentó en los puestos de vocal, donde se pasó de 158 en 2016 a 202 en 2020. Aún así, esto solo representa el 27.48 % del total de 735 puestos de vocales en todo el país; y de las 235 direcciones de distritos municipales, las mujeres solo ocupan 22, el 9.36 %.

Un Congreso de hombres

En 2016 se escogieron 49 diputadas provinciales y este 2020 solo 44 de las 178 diputaciones territoriales estarán en manos de mujeres, lo que representa apenas el 24 % de los escaños. En las diputaciones nacionales, la representación femenina pasó de dos a cero: las cinco diputaciones nacionales están en manos de hombres.

Mientras que en las diputaciones al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), la representación femenina pasó de cuatro en 2016 a dos este año. El país escoge 20 diputaciones al PARLACEN. En las diputaciones de ultramar sí se registró un aumento de mujeres electas: en 2016 se escogieron dos mujeres y este año cuatro. Este año se eligieron 7 diputaciones de Ultramar.

A nivel senatorial, hubo un ligero aumento de mujeres electas. En 2016 se escogieron tres senadoras y este año resultaron electas cuatro. Esta participación, sin embargo, está muy lejos de la paridad: solo el 12 % de las 32 senadurías son ocupadas por mujeres.

Pero, ¿por qué retrocedió la participación política femenina en puestos electivos del Congreso y los ayuntamientos?

“La verdad que en estas elecciones las mujeres tuvieron muchas dificultades para acceder al poder, muchas variables influyeron. Primero, hubo violación de la cuota, la aplicaron como si fuera una cuota de las mujeres, y es una cuota donde ninguno de los dos géneros puede tener ni menos del 40 % ni más del 60 % y ellos (en los partidos) asumieron que el 40 % era para las mujeres”, explica Galván.

Para la activista, al sabotaje de los partidos se unió la Junta Central Electoral con una mala interpretación de la paridad que hizo que mujeres políticas iniciaran procesos administrativos y legales que al final limitaron su tiempo de campaña y los recursos económicos para dedicarse a esta.

“Hubo un comportamiento expreso de sabotear la participación de las mujeres. La Resolución 28 ( 28-2019) de la JCE sacó de plano una gran cantidad de mujeres por una mala implementación de la cuota. Muchas mujeres también recibieron presión (de los partidos) para que no ocuparan posiciones que habían sido ganadas”, afirma Galván.

De acuerdo con la interpretación de mujeres políticas y de las abogadas que las defendieron, la JCE hizo cálculos equivocados, de modo que se permitían listas en las que las candidaturas femeninas podían estar por debajo del 40 %.

Además, según Galván, la crisis sanitaria y económica causada por el nuevo coronavirus limitó a todos los candidatos, pero afectó con especial dureza a las mujeres porque suelen tener, de entrada, menos dinero que sus compañeros para hacer campaña.

Ante el argumento de hombres que, en las redes sociales, cuestionaron las exigencias de paridad con el argumento de que las mujeres no obtuvieron más cargos porque no quisieron participar, la feminista plantea: “Las mujeres en los partidos son el 50 % y las mujeres sí participaron en los procesos electorales, en todos los partidos, hubo una gran cantidad de mujeres participando”.

Y ahora, ¿qué hacer? En su artículo “Representación de las mujeres en los resultados de las elecciones 2020 de la República Dominicana, Carolina Alvarado, asociada de proyectos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), propone que: “de cara a una redistribución justa del poder en las esferas donde se toman las decisiones y, en consonancia con los compromisos nacionales e internacionales en materia de igualdad, corresponde ahora continuar con el fortalecimiento de los mecanismos internos de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos; de los organismos electorales; de la ciudadanía para un ejercicio responsable de sus derechos”.

También plantea que es necesario fortalecer los marcos normativos y legales para que se identifiquen y reparen las brechas que obstaculizan o vulneran el logro de la igualdad entre hombres y mujeres en la participación político electoral. El artículo de Carolina, algunos de cuyos datos se utilizan en este reportaje, junto a los de la Junta Central Electoral, fue publicado en El Mitin.

De la promesa de “gobierno paritario” a un gabinete con pocas ministras

En la actualidad solo tres mujeres encabezan ministerios. Janet Camilo, en el Ministerio de la Mujer, Robiamny Nadesha Balcácer en el Ministerio de la Juventud y Alejandrina Germán en Educación Superior Ciencia y Tecnología.

El presidente electo, Luis Abinader, prometió un gobierno paritario, pero la paridad no empezó por su gabinete. Ha anunciado quienes serán los incumbentes de 20 ministerios e instituciones con rango ministerial: solo dos son mujeres. Una de ellas será ministra de la Mujer, Mayra Jiménez y la otra, ministra de la Juventud, Kimberly Taveras.

Antes de dar a conocer la mayor parte de sus futuros ministros, Abinader anunció que todas las gobernaciones del país estarán encabezadas por mujeres. El problema es que, en la práctica, las gobernadoras y los gobernadores tienen solo un papel de representación protocolar del Presidente, no toman decisiones significativas y no manejan un presupuesto importante.

Las 31 gobernaciones reciben un presupuesto anual de poco más de RD$35 millones. La gobernación provincial que recibe más recursos es la de Santo Domingo, con RD$1,900,000.

Para tener una idea de la intrascendencia de las gobernaciones, basta saber que el ayuntamiento de Santo Domingo Este, uno de los municipios de la provincia, maneja un presupuesto de más de RD$2,000 millones de pesos en 2020. De este monto, RD$521,955,300 corresponden a recursos generados por el propio ayuntamiento, según datos disponibles en su página web.
El movimiento feminista criticó la discriminación y exigió una mayor paridad en los ministerios.

En un comunicado firmado por 64 organizaciones feministas, de mujeres, y de otros espacios de la sociedad civil y el movimiento social se rechaza la decisión de Abinader porque consideran que “designar un gabinete con ínfima representación de las mujeres es discriminatorio”, ya que ellas son la mitad de la población y del electorado dominicanos.

Pero, además, las firmantes entienden que la poca representación de las mujeres en el gabinete es “nefasto” porque “envía la señal equivocada de que seguir excluyendo a las mujeres es aceptable”.

Pero, a medida que avanzaban los anuncios de futuros nombramientos, y ante el hecho de que, de momento, ya no hay margen para llegar, ni acercarse a la paridad en los ministerios, algunas feministas tratan de incidir para lograr espacios en viceministerios y direcciones importantes.

Galván plantea que ahora el reto es colocar a las mujeres en la administración media del Gobierno. “Teníamos las expectativas de un incremento de mujeres en el nivel ministerial, ya es muy difícil que se supere lo que ha habido en otros años. Creo que la apuesta de nosotras ahora es que se coloquen, que se ubiquen mujeres en los puestos de dirección media, ahí hay un gran desafío y vamos a trabajar como movimiento de mujeres”, dijo la activista.

Elecciones

55 % de las mujeres que resultaron electas en las pasadas elecciones (805 de 1,455) ocuparán posiciones secundarias como vicealcaldías, suplencias de regidurías y subdirecciones de distrito municipal, según un análisis realizado por Carolina Alvarado, en el que también se indica que el 63 % de los 4,113 puestos electivos de 2020 fueron o serán ocupados por hombres..

¿Por qué es importante la paridad?

En las democracias representativas, como la dominicana, muchas decisiones que afectan la vida de toda la población son tomadas por un pequeño grupo de personas que, desde los ayuntamientos, el Congreso y el Poder Ejecutivo deciden por todas y todos.
En esa lógica, se espera que mientras más representativos de todos los sectores del país sean esos grupos de poder político, más se tomarán en cuenta los intereses de todos y más equilibradas serán las decisiones.

De modo que si, además de la representación territorial, están incluidos factores como la igualdad entre hombres y mujeres, la inclusión de personas de diferentes edades, orígenes sociales, sectores económicos e ideologías políticas existentes entre la población, la democracia será más robusta y se parecerá más a las necesidades del país.

Existen también razones prácticas para desear la paridad: al excluir las experiencias y las capacidades de las mujeres, el Estado se pierde de activos importantes para impulsar el desarrollo, explica Sergia Galván.

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