La combinación de frutas frescas con lácteos dulces tiene raíces europeas, pero la versión que conocemos hoy como Fresas con Crema se popularizó en México a mediados del siglo XX, especialmente en ferias y plazas de pueblos con abundante producción de fresas, como Irapuato (Guanajuato). Los agricultores locales buscaban una forma sencilla de servir su fruta estrella y comenzaron a mezclarla con crema espesa endulzada, creando un postre rápido, económico y muy vistoso que pronto se extendió por toda América Latina.
Ingredientes (4 porciones)
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2 tazas (aprox. 300 g) de fresas frescas, lavadas y sin tallo
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1 taza (240 ml) de crema espesa o crema para batir sin montar
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3 a 4 cucharadas de leche condensada o azúcar al gusto
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1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
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Pizca de sal
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Hojas de menta o ralladura de limón para decorar (opcional)
Paso a paso
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Preparar las fresas. Lava las fresas con agua fría, sécalas bien y córtalas en mitades o cuartos, según el tamaño.
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Mezclar la crema. En un tazón, combina la crema espesa con la leche condensada (o azúcar), la vainilla y la pizca de sal. Bate suavemente con un batidor de mano o tenedor hasta que quede homogéneo; no necesitas montarla, solo integrar.
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Unir. Agrega las fresas al tazón y mezcla con movimientos envolventes para cubrirlas de crema sin machacarlas.
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Reposar (opcional). Si deseas un sabor más intenso, refrigera la mezcla 15–20 minutos para que la fruta suelte un poco de jugo.
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Servir. Reparte en copas o vasos, decora con hojas de menta o ralladura de limón y disfruta bien frío.
Consejos
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Más ligero: usa yogur griego natural en lugar de crema espesa.
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Más dulce: añade una cucharada extra de leche condensada o miel.
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Toque gourmet: espolvorea un poco de pimienta rosa molida o balsámico reducido.