Terremoto en Filipinas deja al menos 60 muertos y obliga a declarar estado de calamidad

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Las autoridades de Filipinas confirmaron este miércoles que al menos 60 personas han perdido la vida tras el fuerte terremoto de magnitud 6,9 que sacudió la región central del país la noche anterior. El sismo, que tuvo su epicentro cerca de la ciudad de Bogo, en la provincia de Cebú, también dejó decenas de heridos y generó graves daños en infraestructuras, lo que llevó a declarar el estado de calamidad en la zona.

Según informó la agencia EFE, la Oficina de Defensa Civil de Filipinas explicó que la cifra de víctimas aumentó rápidamente desde los primeros reportes, que hablaban de 26 fallecidos. El secretario adjunto de la entidad, Bernardo Rafaelito Alejandro, advirtió que la situación sigue siendo incierta debido a los cortes de electricidad y las dificultades de acceso en las áreas más golpeadas.

La gobernadora de Cebú, Pam Baricuatro, y el vicegobernador Glenn Soco señalaron que la declaración de estado de calamidad es una medida necesaria para movilizar recursos, atender de inmediato a las familias afectadas y comenzar la rehabilitación de la provincia. «El fuerte terremoto que sacudió Cebú anoche ha supuesto un gran desafío para nuestra provincia», afirmó Soco en un comunicado oficial.

El sismo también generó en un primer momento una alerta de tsunami localizada, posteriormente descartada por las autoridades sismológicas. No obstante, el movimiento telúrico se sintió con fuerza en comunidades del norte de Cebú, donde se concentra la mayor parte de las víctimas.

El terremoto se produjo apenas días después de que el tifón Bualoi golpeara el centro del archipiélago, dejando 14 muertos y más de 350.000 desplazados. Esta concatenación de desastres naturales subraya la vulnerabilidad de Filipinas, un país ubicado en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, donde se registran cada año miles de movimientos sísmicos, la mayoría de magnitud moderada.

En lo que va de año, Filipinas ya había experimentado otros temblores importantes, como los ocurridos en enero con magnitudes de 6,1 y 5,8, que causaron daños en carreteras, viviendas y centros educativos. Expertos recuerdan que, aunque el archipiélago está acostumbrado a convivir con este tipo de fenómenos, la combinación de terremotos y fenómenos meteorológicos extremos plantea un desafío creciente para su capacidad de respuesta y recuperación.

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