Crisis en Abyei deserción militar agrava la violencia en Sudán del Sur

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La frágil paz en Sudán del Sur vuelve a tambalearse tras la deserción de un grupo de soldados leales al suspendido vicepresidente Riek Machar, en la disputada región de Abyei, frontera con Sudán. El suceso ha dejado al menos doce personas muertas y veintitrés heridas, según confirmaron autoridades locales, en medio de una creciente tensión que amenaza con reactivar un conflicto étnico y político que nunca terminó del todo.

Según informó EFE, los combatientes pertenecían al Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán en la Oposición (SPLM-IO), una facción que integraba una fuerza conjunta desplegada el año pasado para frenar los enfrentamientos tribales entre las comunidades Twic y Ngok. Aquella misión buscaba consolidar los frágiles acuerdos alcanzados tras los sangrientos choques que, en 2024, dejaron cerca de un centenar de muertos.

Abyei, rica en petróleo y con un estatus administrativo especial compartido entre Sudán y Sudán del Sur, se ha convertido nuevamente en un punto de tensión. La retirada de los soldados opositores ha creado un vacío de seguridad que deja a las comunidades civiles expuestas a nuevas agresiones y a una escalada que podría extenderse hacia el norte del país. Autoridades locales temen que los desertores se unan ahora a las fuerzas principales de Machar, actualmente en resistencia tras ser acusado de traición, terrorismo y crímenes de lesa humanidad.

Riek Machar, suspendido como vicepresidente el pasado 11 de septiembre, fue una de las figuras clave del acuerdo de paz de 2018 que puso fin a cinco años de guerra civil. Aquel pacto prometía un gobierno de unidad y un ejército nacional conjunto, metas que hoy lucen más lejanas que nunca. El incumplimiento de esos compromisos ha debilitado la legitimidad del proceso de reconciliación y ha dejado al país en un estado de tensión permanente.

De acuerdo con datos de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, la violencia ha aumentado un 59 % respecto a 2024, con al menos 1,854 civiles asesinados entre enero y septiembre de este año. Los observadores internacionales advierten que la combinación de fracturas políticas, rivalidades tribales y la falta de control estatal en zonas estratégicas podría empujar nuevamente a Sudán del Sur a un conflicto de gran escala.

Mientras tanto, en Abyei, los líderes comunitarios y organizaciones humanitarias piden apoyo urgente para evitar un colapso total del orden local. La región, atrapada entre dos países y dos ejércitos, sigue siendo un territorio sin paz ni soberanía definida, donde los acuerdos diplomáticos parecen tan frágiles como la tregua que acaba de romperse.

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