El rugido del huracán Melissa marcó una jornada de terror en Jamaica. La fuerza del viento, las lluvias torrenciales y los ríos desbordados arrasaron comunidades enteras, dejando a su paso destrucción y luto. Calles anegadas, techos arrancados y postes caídos dibujan hoy el rastro de un ciclón que golpeó con categoría 5, el nivel más alto en la escala de intensidad.
Según la agencia EFE, las autoridades jamaicanas confirmaron que al menos 19 personas perdieron la vida tras el paso del poderoso huracán. Los equipos de rescate aún trabajan en las zonas más castigadas, mientras el Gobierno mantiene activos los operativos de búsqueda y asistencia a los sobrevivientes.
La ministra de Información, Dana Morris Dixon, detalló que ocho de las víctimas fueron halladas en Saint Elizabeth, nueve en Westmoreland y dos en Saint James, una de ellas un niño. La funcionaria explicó que las labores se dificultan por la magnitud de los daños, especialmente en carreteras y puentes que quedaron destruidos o bloqueados por deslaves.
En los refugios habilitados por las autoridades, cientos de familias esperan noticias de sus hogares. Las imágenes que circulan en redes muestran viviendas de madera reducidas a escombros y plantaciones de banano arrasadas por el viento. El primer ministro jamaicano, Andrew Holness, declaró el estado de emergencia y pidió apoyo internacional para la recuperación de la isla.
Meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes advirtieron que Melissa continuará su trayectoria hacia el norte del Caribe, aunque con menor intensidad. Sin embargo, las lluvias residuales podrían provocar nuevos deslizamientos en las próximas horas.
La devastación que deja este fenómeno recuerda la vulnerabilidad de las naciones insulares frente al cambio climático. Jamaica enfrenta ahora el reto de reconstruirse mientras intenta recuperar la calma tras uno de los huracanes más feroces de su historia reciente.
