Las neurotecnologías, capaces de leer, registrar e incluso influir en la actividad cerebral humana, avanzan con una rapidez que desafía la capacidad de los gobiernos para regularlas. Frente a ese escenario, la Unesco presentó un documento histórico: una guía ética global que busca garantizar que este tipo de innovación respete la dignidad, la autonomía y la privacidad mental de las personas.
Según yahoo noticias, la iniciativa titulada “Recomendación sobre la ética de las neurotecnologías” será adoptada formalmente durante la 43ª Conferencia General de la Unesco, en Samarcanda (Uzbekistán). Su elaboración tomó dos años y contó con aportes de expertos, científicos y pacientes de todo el mundo, en un esfuerzo por anticiparse a los dilemas morales y legales que plantea la interacción directa entre cerebro y máquina.
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, explicó que este nuevo marco continúa la línea de la organización de promover una ciencia con conciencia, recordando hitos como la Declaración sobre datos genéticos de 2003 y la recomendación sobre inteligencia artificial de 2021. En su opinión, los avances en neurotecnología pueden transformar la medicina, la educación y la comunicación humana, pero también abren riesgos “vertiginosos” para la libertad y la seguridad personal.
La jefa de Bioética de la Unesco, Dafna Feinholz, destacó que hoy existen dispositivos que ayudan a detectar depresiones tempranas o a recuperar la movilidad en pacientes con Parkinson, pero advirtió que los aparatos de consumo masivo como auriculares o pulseras neuronales están generando grandes volúmenes de datos cerebrales sin control ni transparencia. “Estamos hablando de la información más íntima de nosotros mismos”, alertó, aludiendo a la posibilidad de que estos datos sean comercializados o utilizados sin consentimiento.
El neurocientífico Hervé Chneiweiss, presidente del panel de expertos que elaboró el documento, precisó que la recomendación plantea principios éticos que cada país podrá adaptar a su propio marco jurídico y cultural. Entre ellos figuran la inviolabilidad del cerebro humano, la prohibición de usos no terapéuticos en menores, la protección de los datos neuronales, la transparencia de los dispositivos y la garantía de que siempre exista control humano.
Aunque no tiene carácter legal, la Unesco espera que este marco sirva de base para futuras legislaciones nacionales. Los Estados miembros deberán presentar informes periódicos que permitan medir el progreso y detectar vacíos normativos. Además, la organización promoverá campañas de sensibilización para que la sociedad comprenda tanto los riesgos como las oportunidades de estas tecnologías.
Azoulay cerró su intervención con una reflexión sobre la responsabilidad compartida ante este nuevo horizonte científico “El futuro de las neurotecnologías no está escrito. Nos corresponde escribirlo juntos, equilibrando progreso y ética”.








