En un ambiente cargado de simbolismo y fe, Rosalía ha vuelto a escena con un proyecto que marca un punto de inflexión en su carrera. La cantante catalana presentó “Lux”, su primer álbum en tres años, una obra donde la devoción y la búsqueda espiritual se convierten en el eje creativo. En la portada, la artista aparece con un hábito de monja, una imagen que según explicó representa su compromiso absoluto con la música, de la misma forma en que las religiosas consagran su vida a Dios.
Tal como informó AP, la artista confesó que su decisión surge de una reflexión profunda sobre la fe y la verdad en tiempos modernos. “En una era donde parece que no hay certezas, la fe se vuelve más necesaria que nunca”, expresó durante una conferencia en Ciudad de México. Para Rosalía, este disco nace del deseo de conectar con algo más grande que ella misma “Cuando un artista trabaja al servicio de Dios, duda menos de su vocación”.
La intérprete de Motomami reveló que su nueva etapa artística está impregnada de referencias místicas y lecturas espirituales. Inspirada por las historias de santas de distintas culturas, la cantante construyó una especie de Torre de Babel sonora, con canciones interpretadas en 13 idiomas. “Si hubiera podido, habría puesto el mundo entero en este disco”, comentó con entusiasmo. “Este trabajo refleja la mística femenina y cómo las mujeres han encontrado lo divino desde distintas lenguas y lugares”.
Entre los temas más destacados de Lux se encuentran Divinize, en inglés y catalán; Porcelana, en latín y japonés; Mio Cristo, en italiano; y Yugular, interpretada en árabe. También se incluye Jeanne, una canción inspirada en Juana de Arco, disponible exclusivamente en los formatos físicos. El álbum cuenta con colaboraciones de figuras como Björk, Yves Tumor, Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz y Yahritza, de la agrupación mexicana Yahritza y su Esencia.
Grabado junto a la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la dirección de Daníel Bjarnason, el proyecto suma además la participación de la Escolanía de Montserrat y el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana. Cada detalle de producción busca reflejar la grandeza espiritual que atraviesa el disco.
Una de las canciones más personales del álbum, De Madrugá, incluye versos en ucraniano y nació durante un periodo de introspección mientras la artista preparaba una gira. “Sentí que era el momento de rescatarla, de terminarla, de comprometerme con esa idea”, explicó Rosalía, reafirmando su nueva filosofía creativa llevar a término cada emoción iniciada.
Con Lux, Rosalía deja atrás las etiquetas y abraza un sonido que combina lo sinfónico, lo místico y lo terrenal. Es un disco que invita a creer, no en una religión específica, sino en el poder de la fe como motor creativo. Una fe que, en su caso, se traduce en música.








