El sector europeo del reciclaje de plásticos lanzó hoy una señal de alarma en apenas dos años han cerrado más de 30 plantas en la Veolia estima que la Unión Europea ha perdido una capacidad de reciclaje de cerca de un millón de toneladas al año.
Según datos del sector recopilados por Veolia y apoyados por la asociación Plastic Recyclers Europe, apelan a que la Comisión Europea presente con urgencia medidas que atraigan inversiones, frenen la competencia desleal procedente de terceros países y detengan el cierre de más plantas comunitarias.
La radiografía del problema es clara estas más de 30 clausuras suponen una reducción sustancial de la capacidad de reciclaje, estimada en alrededor de un millón de toneladas anuales, frente a los 7,8 millones de toneladas que el sector europeo afirma reciclar, de los aproximadamente 30 millones de toneladas de residuos plásticos que genera cada año la UE. El subdirector de reciclaje y plástico de Veolia, Sven Saura, puntualizó esta cifra.
El sector identifica el inicio de la crisis en 2022, cuando se incrementó en un 15 % la producción mundial de plástico virgen especialmente en China lo que provocó una caída de precios y redujo la competitividad del plástico reciclado frente al virgen. En este contexto, la mitad de las plantas comunitarias operan actualmente a pérdidas, con el riesgo de poner en juego 850 empresas, 30 000 empleos y unos ingresos anuales de 9 100 millones de euros.
Pero no es solo una cuestión industrial o económica el impacto medioambiental es profundo. El plástico reciclado puede reducir emisiones de CO₂ en aproximadamente un 75 % frente al plástico virgen, además de que cada año se vierten al mar cerca de 10 millones de toneladas de plástico. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), si no se interviene el consumo de este material podría triplicarse hacia 2060.
Para revertir la tendencia, el sector propone acelerar los objetivos de reciclaje que en 2027 los Estados miembros reciclen al menos el 35 % del plástico PET usado en botellas de agua (en lugar de 2030) y que para esa fecha ya se alcance un mínimo del 50 %, extendido también a ámbitos como electrodomésticos, construcción y agricultura. Además plantean definir objetivos para plásticos utilizados en cosméticos, alimentos y films transparentes. Este tipo de medidas permitiría crear demanda estable y predecible, ofreciendo así certidumbre para inversiones industriales a largo plazo.
En materia de soberanía industrial, el sector reclama la inclusión de “cláusulas espejo” y exigencias químicas para productos reciclados procedentes de terceros países una barrera de protección externa comparable a las aplicadas en sectores como el acero, como explica Mathilde Taveau, responsable de regulación de Plastic Recyclers Europe. Además, se exige que dentro del bloque comunitario se fije un contenido mínimo obligatorio de plástico reciclado y se privilegien tecnologías europeas de bajo impacto para evitar deslocalizaciones.
En el ámbito de la automoción, la industria del reciclado persigue que para 2032 los vehículos fabricados en la UE incorporen al menos un 25 % de plástico reciclado. Si bien reconocen que los fabricantes están en un proceso complejo, señalan que el reciclaje no puede seguir viéndose como un coste extra «Estamos un poco solos. El reciclaje se ve como un coste extra en un momento en el que todo el mundo intenta ahorrar», lamenta Denis Bonvillain.
La urgencia se impone el marco político debe adaptarse para catalizar inversiones, asegurar estándares equivalentes frente a competencia externa y garantizar que reciclar sea una solución viable tanto ambiental como económicamente para Europa.








