El nuevo director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte asumió sus funciones con una mirada directa al terreno, recorriendo cada tramo de la expansión del Metro que conectará de forma más ágil a miles de familias del oeste de la capital. La Línea 2C, llamada a convertirse en uno de los proyectos de movilidad más influyentes de la última década, avanza en una zona donde la demanda de transporte crece sin pausa.
Según la Presidencia, este segmento del sistema ferroviario urbano representa una apuesta estratégica para aliviar la presión en la autopista Duarte y reorganizar los desplazamientos desde Los Alcarrizos hacia el centro de Santo Domingo. La institución destacó que la planificación operativa se encuentra en fase de afinamiento para cumplir los plazos establecidos.
El ingeniero Jhael Isa Tavárez, recién llegado a la dirección de la Opret, explicó que la obra no solo reducirá tiempos de traslado, sino que también marcará un cambio profundo en la forma en que se mueven los residentes del corredor noroeste. La proyección de ahorro de hasta dos horas por día para miles de usuarios apunta a un impacto económico directo, especialmente para trabajadores que cada mañana enfrentan congestiones históricas en la Duarte.
La extensión abarca 7.3 kilómetros y cinco estaciones que enlazan puntos neurálgicos como el kilómetro 14, la avenida Monumental y la intersección con Los Beisbolistas. Cada parada fue diseñada para integrarse con rutas existentes y facilitar transbordos rápidos, una filosofía que ya ha demostrado buenos resultados en las líneas actuales del Metro. A este trazado elevado se suma un túnel de casi un kilómetro que enlaza con María Montez, permitiendo una transición fluida hacia el viaducto principal.
De manera paralela, avanza la construcción de la marginal de 6.5 kilómetros y tres carriles, ideada para convertir el tramo comprendido entre Los Alcarrizos y el kilómetro 9 en un expreso más ordenado. Ingenieros vinculados a proyectos similares en la región han señalado que intervenciones de este tipo no solo agilizan la circulación, sino que suelen reducir la accidentalidad al ofrecer carriles más amplios y flujos mejor distribuidos.
La expansión de sistemas ferroviarios urbanos ha sido una tendencia regional en ciudades como Panamá y Medellín, donde estudios del Banco Interamericano de Desarrollo indican mejoras significativas en productividad y calidad de vida cuando el transporte masivo se integra con centros laborales y residenciales. La Línea 2C se encamina a ese modelo, adaptado a la geografía y el crecimiento urbano dominicano.
Mientras se afinan los detalles finales, el proyecto ya despierta expectativas entre comunidades que por años han sufrido los efectos de un tránsito saturado. La combinación de infraestructura moderna, rutas más predecibles y un sistema operacional más robusto promete transformar la movilidad en la zona oeste, una de las más dinámicas y pobladas del Gran Santo Domingo.
