Las autoridades ecuatorianas desarticularon una red que, durante meses, habría operado bajo la apariencia de ofrecer oportunidades laborales en Estados Unidos para atraer a personas desesperadas por migrar. La operación policial se desarrolló en distintos puntos del país y dejó al descubierto un esquema que mezclaba estafas, documentos falsos y promesas imposibles.
Según la agencia EFE, la investigación tomó forma luego de un trabajo conjunto entre la Unidad de Investigación contra la Trata de Personas (UNAT), la Fiscalía y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, quienes lograron mapear los movimientos del grupo y la manera en que captaban a sus víctimas.
Las indagatorias revelaron que la estructura operaba desde ciudades estratégicas como Quito, Guayaquil, Tulcán, Ambato y Puyo, mientras mantenía conexiones en Colombia, El Salvador y territorio estadounidense. Su mecanismo era directo pero efectivo: usaban perfiles en redes sociales que imitaban cuentas oficiales del sistema migratorio norteamericano y ofrecían supuestos certificados para obtener visas de trabajo.
Las víctimas, confiadas en la legitimidad de los documentos, terminaban entregando entre 15.000 y 20.000 dólares, un monto que para muchas familias representaba ahorros completos o deudas que tardarían años en saldar. De acuerdo con informes públicos sobre migración irregular en la región, este tipo de esquemas se ha vuelto más frecuente, especialmente desde 2022, cuando aumentó la demanda de trámites para visas temporales en Estados Unidos (Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU.).
El operativo, denominado “Gran Fénix 57”, culminó con nueve allanamientos simultáneos y la captura de ocho sospechosos Jhon M., Elver V., Cristhian V., Olguer P., Carolina R., Melani A., Luis M. y Fredi A. Durante los registros, los agentes incautaron 20 teléfonos móviles, 3.000 dólares en efectivo, 34 cartuchos y una variedad de documentos que ahora forman parte del análisis pericial.
Este caso vuelve a poner en primer plano la vulnerabilidad de quienes buscan alternativas migratorias y terminan en manos de redes que aprovechan la desinformación. Organismos internacionales como la OIM han advertido que la sofisticación de las bandas dedicadas al tráfico ilícito de personas crece cada año, combinando tecnología, manipulación emocional y estructuras financieras que se extienden por varios países.
Mientras avanzan las investigaciones judiciales, las autoridades ecuatorianas aseguran que se mantendrán los operativos para detectar células similares. En comunidades con alta intención migratoria, líderes locales insisten en reforzar campañas informativas para evitar que más familias caigan en ofertas que, aunque suenan convincentes, esconden riesgos graves.








