La economía argentina cerró noviembre con una señal incómoda para quienes venían observando cierta calma en los precios. El incremento del costo de vida, aunque moderado frente a los saltos bruscos de años recientes, interrumpió una racha de dieciocho meses de desaceleración y encendió nuevas alertas sobre la capacidad del país para sostener un proceso de desinflación en un contexto todavía frágil.
Según informó la agencia EFE en su reporte más reciente, el Índice de Precios al Consumidor avanzó un 31,4 % interanual en noviembre, apenas por encima del registro de octubre y todavía lejos de los niveles exorbitantes que dominaron el 2023 y comienzos del 2024.
El dato mensual 2,5 % refleja un movimiento leve, pero suficiente para revelar tensiones que persisten en sectores sensibles de la economía. El Indec confirmó que la inflación acumulada en los primeros once meses del año alcanza un 27,9 %, un número que contrasta con el vendaval inflacionario heredado tras la devaluación aplicada por el gobierno de Javier Milei al asumir en diciembre de 2023. Aquella corrección cambiaria, sumada a un paquete drástico de medidas liberalizadoras, disparó la inflación mensual a un 25,5 % y llevó la variación interanual a un inédito 289,4 % en abril de 2024.
Ese pico fue seguido por un proceso de desinflación sostenido. El ajuste fiscal, la contracción monetaria y una caída abrupta del consumo fueron calibrando los precios a la baja durante la primera mitad de 2024. Entre mayo y agosto, el país logró tasas mensuales inferiores al 2 %, un escenario casi impensable meses antes. Pero el repunte observado desde septiembre 2,1 % en ese mes, 2,3 % en octubre y ahora 2,5 % en noviembre sugiere que las presiones no han desaparecido, en especial por la volatilidad del dólar y su impacto inmediato en la estructura de costos.
El detalle por rubros revela un cuadro desigual. Los servicios encabezaron las subidas del mes con un 2,9 %, empujados por aumentos en vivienda y transporte, mientras que los bienes avanzaron un 2,3 %. En la variación interanual, la distancia es más marcada 44,6 % en servicios frente a 25,7 % en bienes. El rubro de alimentos y bebidas, siempre determinante para las familias, mostró un alza del 2,8 %, lo que presiona directamente el presupuesto de los hogares con ingresos ajustados.
Aunque el país cierra 2024 con un incremento acumulado del 117,8 % bastante menor al 211,4 % del año anterior, la evolución de los últimos meses plantea un desafío para la estrategia oficial consolidar una estabilidad duradera sin depender exclusivamente del freno al consumo. Economistas locales advierten que, si bien el ancla fiscal y monetaria es clave, la economía necesitará eventualmente recuperar dinamismo para que la desinflación no dependa únicamente de la recesión.
El comportamiento de los precios en los próximos meses será determinante para medir si Argentina puede sostener esta etapa de menor volatilidad o si el ciclo reciente fue apenas un respiro dentro de una inflación crónica que lleva décadas marcando la vida económica del país.
