Con más de 7.6 millones de personas afiliadas el 73 % de la población dominicana el Seguro Nacional de Salud (Senasa) se consolida hoy como la espina dorsal del sistema sanitario público y privado del país, al combinar cobertura masiva, altos estándares de calidad y una inversión sin precedentes.
Según datos oficiales presentados por la institución, el índice de satisfacción ciudadana alcanza un histórico 94.2 %, un resultado que coloca a Senasa por encima de la media regional y reafirma la confianza de los afiliados en su servicio. Las auditorías practicadas entre 2020 y 2024 no solo ratifican la eficiencia administrativa, sino que también avalan la permanencia de las certificaciones ISO 9001 (gestión de calidad), ISO 37001 (antisoborno) e ISO 37301 (cumplimiento normativo), un trío de sellos poco común en entidades públicas del Caribe.
La inyección de recursos respalda esos logros: la inversión en salud pasó de RD$24,279 millones en 2019 a más de RD$60,274 millones en 2024, un salto del 148 %. Solo en los primeros meses de 2025 se han desembolsado RD$30,271 millones, con clínicas privadas y centros diagnósticos como principales receptores de los fondos. El grueso se destina a atenciones de alto costo (RD$15,008 millones) y procedimientos quirúrgicos (RD$14,127 millones), lo que reduce la mora con prestadores y acelera los tiempos de respuesta a los pacientes.
Este crecimiento contrasta con el gasto público total en salud, que ronda el 5 % del PIB según la OMS, por debajo del promedio de Latinoamérica. En ese contexto, la cobertura de Senasa mitiga parte de la brecha en acceso y protege a familias que antes dependían de bolsillos propios para financiar cirugías o medicamentos de alto costo.
La experiencia dominicana coincide con el llamado reciente de la Organización Panamericana de la Salud a “robustecer las funciones esenciales” de los sistemas públicos para garantizar resiliencia y equidad. Mientras la región busca fórmulas para blindar la atención primaria tras la pandemia, Senasa exhibe una arquitectura que combina tecnología, control interno y participación ciudadana.
No obstante, la bonanza financiera ha despertado interrogantes. Reportes de la prensa local advierten sobre posibles presiones de liquidez si el ritmo de gasto crece más rápido que las cotizaciones al fondo contributivo. La gerencia defiende que la cartera está saneada, enfatiza la diversificación de ingresos y confía en que nuevas estrategias de negociación con prestadores mantendrán la sostenibilidad.
A corto plazo, la prioridad será ampliar la red de servicios en provincias fronterizas y digitalizar trámites para reducir aún más la burocracia. De mantenerse la combinación de métricas de satisfacción, auditorías externas y certificaciones internacionales, Senasa podría convertirse en caso de estudio regional sobre cómo un seguro público puede impulsar la cobertura universal sin sacrificar rigor ni transparencia.








