La policía de Pasadena, California, investiga la muerte de un hombre cuyo cuerpo apareció envuelto en una lona azul dentro de un contenedor de Goodwill, la mañana del martes, en la zona de entrega de la tienda ubicada en la cuadra 300 de South Fair Oaks Avenue.
Según la agencia EFE, los empleados que llegaron temprano para clasificar las donaciones se toparon con la escena y activaron de inmediato a los servicios de emergencia. Aunque la víctima fue identificada como un adulto, las autoridades aún no revelan su nombre ni la causa exacta del deceso, catalogado preliminarmente como “sospechoso”.
Reportes locales señalan que el cuerpo estaba cuidadosamente envuelto en una lona y mantas, sin señales visibles de violencia externa. La portavoz municipal, Lisa Derderian, explicó que los investigadores barajan varias hipótesis, incluida la posibilidad de que el fallecido fuera una persona sin hogar que murió en otro lugar y luego fue depositada allí para evitar preguntas incómodas.
Este tipo de hallazgos, aunque impactante, no es inédito. Un estudio publicado en la revista Health & Justice documenta al menos una veintena de muertes relacionadas con contenedores de donaciones en Norteamérica entre 2007 y 2019, en muchos casos debido a trampas accidentales o intentos de refugio improvisado. Hace apenas dos semanas, una mujer en Florida perdió la vida tras quedar atrapada en otro depósito de ropa, reavivando el debate sobre la seguridad de estos receptáculos.
Goodwill Industries, organización que administra miles de puntos de recolección, ha comunicado en otras ocasiones que sus contenedores están diseñados para disuadir el ingreso de personas; sin embargo, activistas en Los Ángeles reclaman mejoras urgentes, como sensores de movimiento o mecanismos de liberación interna. Hasta el cierre de esta nota, la filial de Goodwill en Pasadena no ofrecía comentarios sobre el caso ni sobre posibles cambios en sus protocolos.
Mientras el forense del condado practica la autopsia, la Policía pide a la comunidad que aporte cualquier dato que ayude a reconstruir las últimas horas de la víctima. También recuerdan que las áreas de donación, al ser de acceso abierto, pueden convertirse en escenarios propicios para encubrir delitos cuando no cuentan con cámaras ni supervisión constante.
La Fiscalía de Los Ángeles mantiene la investigación abierta y no descarta elevarla a homicidio si la necropsia arroja indicios de violencia. De confirmarse, se activarían los protocolos de búsqueda de testigos y cámaras de seguridad en los alrededores, una tarea crucial en una ciudad con más de tres mil puntos de donación repartidos por barrios residenciales y zonas comerciales.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de revisar la normativa que regula los receptáculos de beneficencia un servicio esencial para organizaciones que ayudan a los más vulnerables, pero que, mal gestionado, puede terminar convirtiéndose en un punto ciego para la seguridad pública.
