El sector Mejoramiento Social del Distrito Nacional amaneció conmocionado este miércoles tras el asesinato de Elania Galarza Cabrera (35) y su madre Beatriz Reyes Cabrera (65) a manos del capitán del Ejército de la República Dominicana (ERD) Samuel Mora Alcántara (49). De acuerdo con el reporte preliminar de la Policía, el oficial retiró primero a sus dos hijos menores del hogar y, minutos después, volvió armado y disparó varias veces contra ambas mujeres. Posteriormente se quitó la vida en Sabana Perdida, Santo Domingo Este.
El caso se inscribe en la dolorosa estadística nacional de violencia machista. Solo entre enero y junio de 2024, la Procuraduría General de la República contabilizó 24 feminicidios casi uno por semana lo que llevó a la Dirección contra la Violencia de Género a advertir que el país enfrenta “una emergencia que atañe a toda la sociedad”. Más recientemente, ONU Mujeres alertó que la región vive retrocesos en los derechos de las mujeres y exigió leyes efectivas para frenar la violencia de pareja y los asesinatos misóginos.
Lo que se sabe del capitán Mora Alcántara
Fuentes militares confirmaron que el oficial llevaba más de dos décadas en filas y atravesaba un proceso de separación con Galarza Cabrera. Vecinos relataron que la pareja había sostenido disputas previas, aunque no constan órdenes de alejamiento vigentes. El arma usada una pistola de reglamento estaba a su nombre, lo que reabre el debate sobre los controles psicológicos y de portación dentro de los cuerpos armados.
Violencia que se repite
Organizaciones feministas critican que, pese a la puesta en marcha de casas de acogida y la línea Vida 212–Violencia, la respuesta institucional sigue siendo reactiva. Documentos del Observatorio de Igualdad y Equidad de Género del Ministerio de la Mujer muestran que entre julio y septiembre de 2024 se brindaron más de 4 000 atenciones legales y psicológicas, pero solo el 38 % de los expedientes alcanzó sentencia firme.
¿Qué cambiar?
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Control de armas: especialistas plantean restringir la tenencia a miembros activos y someter a exmilitares a peritajes frecuentes.
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Alerta temprana: integrar bases de datos policiales y judiciales para emitir avisos automáticos a potenciales víctimas.
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Educación comunitaria: reforzar en escuelas y clubes deportivos cursos sobre masculinidad responsable y resolución pacífica de conflictos.
Línea de ayuda
Si conoces a alguien en riesgo, marca el Línea Vida (809 – 200 – 1202) o acude a la Unidad de Atención Integral a la Violencia de Género más cercana. No es un simple asunto doméstico; es un problema de seguridad pública que, como muestra esta tragedia, puede escalar en minutos.
