Un golpe más de realidad sacudió este fin de semana la costa este del país un sexto cuerpo entre ellos un niño fue sacado del mar frente a Playa Juanillo, Verón-Punta Cana, mientras las lanchas de la Armada y los rescatistas civiles mantienen el rastreo a contrarreloj. El hallazgo eleva a seis las víctimas confirmadas del siniestro ocurrido la madrugada del jueves.
Según despachos de la agencia EFE citados por El Día Digital, al menos 40 personas iban a bordo de la embarcación rumbo a Puerto Rico; 17 de ellas fueron rescatadas con vida, incluido un menor de edad.
Los sobrevivientes contaron a los médicos del Hospital General de Verón que el botecito de 20 pies quedó a merced de la marea minutos después de zarpar. De hecho, los reportes preliminares calculan que eran más de 50 los pasajeros entre dominicanos y haitianos que pagaron hasta 150 000 pesos por el peligroso trayecto.
Pese a que los protocolos de búsqueda marítima recomiendan cesar operaciones tras 72 horas, la Defensa Civil decidió extender los operativos hasta este domingo luego de que una familia denunciara que un pariente sigue desaparecido. “Si hay una posibilidad mínima, no vamos a bajar los brazos”, aseguró el director provincial desde el muelle de Cabo Engaño.
El drama de Juanillo no es un caso aislado. Datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM revelan que, desde 2014, al menos 428 personas han desaparecido en la ruta clandestina República Dominicana–Puerto Rico; los picos más altos se registraron en 2022 (104) y 2024 (95).
La escena se complica aún más por una densa manta de sargazo que limita la visibilidad aérea y retrasa las inmersiones de los buzos. “De arriba se ve todo amarillo; abajo, cero luz”, comentó un rescatista que pidió anonimato.
Mientras los equipos de rescate peinan la zona y los forenses del INACIF trabajan para identificar los restos, la Armada reitera su llamado a evitar las travesías ilegales y advierte que intensificará los patrullajes contra las redes de traficantes que lucran con la desesperación ajena. El mar Caribe cobra caro el riesgo; esta semana lo volvió a dejar claro.








