Santo Domingo. En apenas medio año, la Dirección de Servicios de Atención a Emergencias Extrahospitalarias (DAEH) despachó 300 657 servicios de auxilio, entre traslados, atenciones en el lugar del evento y referimientos interhospitalarios. La cifra abarca el período enero-junio de 2025 y revela la intensidad con que el sistema prehospitalario dominicano viene operando para sostener la demanda ciudadana.
Del total, 148 297 pacientes tuvieron que ser llevados a centros de salud, mientras otros 119 606 recibieron atención directa en la escena sin necesidad de traslado. A esto se suman 32 754 traslados interhospitalarios coordinados a través de los Centros Reguladores de Urgencias y Emergencias (CRUE), lo que da cuenta del engranaje entre la red de ambulancias y los hospitales de referencia.
Los diagnósticos más frecuentes pintan un panorama conocido, pero no menos preocupante 28 196 accidentes de tránsito (15.6 % del total), 15 251 casos de dificultad respiratoria (8.4 %), 11 726 dolores abdominales (6.5 %), 11 474 episodios de desmayo (8.4 %) y 11 171 dolores agudos de diversa índole (6.2 %). El peso de los siniestros viales confirma que, pese a los esfuerzos de prevención, la seguridad en las carreteras sigue siendo el talón de Aquiles.
Para entender la dimensión del reto basta mirar el espejo reciente: en 2024 la DAEH cerró con más de 600 000 asistencias, de las cuales 554 000 llegaron vía el sistema 9-1-1, y la institución operaba entonces con 546 ambulancias disponibles. Solo en el primer cuatrimestre de ese mismo año se habían registrado 192 035 servicios, según datos oficiales. Si la tendencia de 2025 se mantiene, el país podría rebasar nuevamente el umbral del medio millón de atenciones antes de cerrar diciembre.
Este incremento coincide con el recién lanzado Pacto Nacional por la Seguridad Vial (mayo de 2025), plan estatal que busca reducir en un 15 % anual las muertes por accidentes hoy superiores a 3 000 cada año mediante multas más altas, sistema de puntos en licencias y campañas de uso de casco, entre otras medidas. La estadística de la DAEH confirma el sentido de urgencia: uno de cada seis servicios que presta la institución todavía está ligado a un choque, atropello o volcadura.
La articulación con el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1 sigue siendo la columna vertebral de la operación. Al concentrar en un solo número las llamadas de emergencia, el 9-1-1 facilita la geolocalización, despacha recursos y reduce tiempos de respuesta, clave cuando el primer minuto decide la vida o la muerte.
La buena noticia es que la capacidad instalada crece: el parque vehicular de la DAEH supera las cincocientas ambulancias, con unidades de soporte vital avanzado en rutas críticas y el CRUE optimizando la redistribución de pacientes según disponibilidad de camas. El desafío, sin embargo, va más allá de sumar vehículos: pasa por fortalecer la educación vial, blindar el mantenimiento de la flotilla y garantizar mayor presencia en zonas rurales, donde la brecha de acceso sigue abierta.
En un país con uno de los índices de siniestralidad más altos de la región, la cifra de 300 657 asistencias no solo es un parte estadístico; es una llamada de alerta. Mantener el servicio gratuito, oportuno y humano que promete la DAEH requerirá financiamiento sostenido, personal capacitado y políticas públicas que ataquen la raíz de los accidentes. De lo contrario, el conteo de asistencias seguirá engordando allí donde preferiríamos ver descensos.








