Irán y EE. UU. buscan relanzar diálogo nuclear tras guerra de 12 días

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Un mes después de los bombardeos cruzados que sacudieron Oriente Medio, Teherán confirmó que está dispuesto a sentarse de nuevo con Washington para discutir su programa nuclear, aunque todavía “sin fecha, hora ni lugar concretos”, según explicó el portavoz de Exteriores Esmail Baqai.

Según la agencia AFP, la posible cita reunirá al canciller iraní Abás Araqchi y al enviado especial estadounidense Steve Witkoff, reeditando un canal que ya había celebrado cinco rondas con Omán como intermediario antes de quedar en suspenso por la contienda del 13 al 25 de junio.

La guerra estalló cuando Israel lanzó un ataque sorpresa contra varias instalaciones nucleares iraníes; doce días de fuego con la posterior participación militar de EE. UU. el 22 de junio forzaron la cancelación de la sexta ronda prevista en Mascate. Irán respondió con misiles y drones y, aunque el alto el fuego mediado por la ONU frenó la escalada, el ambiente sigue cargado de desconfianza.

Los técnicos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) encendieron las alarmas semanas antes al detectar uranio enriquecido al 83,7 % en la planta subterránea de Fordo, apenas un paso del material fisible necesario para un arma nuclear, y a la vez reportaron nuevas cascadas de centrifugadoras avanzadas instaladas allí. La presión internacional se multiplicó cuando, el mes pasado, la Junta de Gobernadores censuró a Irán por “falta de cooperación” y Teherán respondió anunciando la apertura de un tercer sitio secreto de enriquecimiento.

Para Israel, potencia nuclear no declarada, estos avances confirman su tesis de que la República Islámica busca la bomba. Irán lo niega y recuerda que su programa tiene fines civiles. El recuerdo de sabotajes anteriores como la explosión en Natanz en 2021, atribuida al Mossad refuerza la narrativa de “defensa propia” que esgrime Teherán para justificar el fortalecimiento de sus instalaciones bajo montaña.

En Washington, las posiciones están divididas. Mientras el Departamento de Estado valora la reapertura del diálogo, sectores del Congreso presionan para aumentar sanciones y sostienen que un acuerdo solo es viable si Irán reduce sus reservas por debajo del umbral crítico. Analistas consultados consideran que la coyuntura es frágil “Si no se fijan parámetros claros desde el inicio, cualquier incidente intencional o accidental puede descarrilar el proceso en cuestión de horas”, advierte la politóloga Leila Sabagh, experta en seguridad del Golfo.

Omán, veterano mediador, trabaja en una fecha tentativa para finales de julio, siempre que ambas partes acepten un mecanismo simultáneo descongelar activos iraníes bloqueados y permitir inspecciones reforzadas del OIEA a cambio de un límite estricto al enriquecimiento. Fuentes diplomáticas apuntan a Estambul o Doha como sedes alternativas si Mascate queda descartado por razones de seguridad.

En la práctica, el reinicio de conversaciones servirá de termómetro para medir el margen real que Teherán y Washington tienen tras la reciente conflagración. Si prospera, abriría la puerta a aliviar sanciones petroleras y reducir la volatilidad en los mercados energéticos; si fracasa, la región podría encaminarse a una nueva espiral militar con consecuencias globales.

Por ahora, la pelota está en el tejado de ambos gobiernos. Y, como suele ocurrir en estos pulso geopolíticos, el reloj diplomático avanza más rápido que los misiles.

Penelope Herrera
Penelope Herrera
Periodista digital con más de 4 años de experiencia en medios de comunicación. Secretaria Ejecutiva en empresa de desarrollo web y publicidad digital.

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