Del 17 al 22 de agosto el país se convertirá en la casa grande de la acreditación cuando más de un centenar de delegados de 26 naciones aterricen en la capital para la 34ª Asamblea General de la Cooperación Interamericana de Acreditación (IAAC)
Según la agenda oficial publicada por la propia IAAC, el programa incluye reuniones técnicas, talleres sobre evaluación de la conformidad y la sesión plenaria donde se votarán nuevas directrices para el reconocimiento mutuo entre organismos miembros. Ese calendario, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, busca reforzar la transparencia y la interoperabilidad de los certificados que mueven comercio y seguridad en el hemisferio.
Aunque República Dominicana ha sido anfitriona de eventos regionales de normalización, esta es la primera vez que recibe la asamblea cumbre del sistema interamericano. Para el Organismo Dominicano de Acreditación (ODAC), gestor local de la cita, la designación consolida su estrategia de posicionarse como “hub” caribeño de calidad. Solo en el último año el ODAC sumó 16 laboratorios acreditados y tiene otros seis en proceso, avance que, en palabras de su director Ángel David Taveras Difo, “eleva la competitividad y abre puertas a mercados exigentes.
El foro llegará con el reto de mostrar resultados después de que en la 32ª Asamblea de Medellín (2024) se revisaran estatutos y categorías de membresía para agilizar la cooperación regional. En Santo Domingo se espera que se apruebe un plan de métricas comunes que permita comparar, por ejemplo, tiempos de acreditación y niveles de cumplimiento ISO en toda América.
Más allá de lo estrictamente técnico, la asamblea representa un impulso económico: la Asociación de Hoteles de la capital calcula una ocupación adicional del 8 % durante la semana del evento; mientras, el Clúster Turístico de Santo Domingo prepara rutas temáticas para los delegados, lo que a su vez dará visibilidad a la ciudad colonial y sus espacios culturales.
También hay tareas pendientes. El país aún exhibe brechas en sectores críticos como residuos hospitalarios y calibración industrial; áreas donde la cobertura de laboratorios acreditados no pasa del 35 %. El gremio industrial Dominicano insiste en que, si no se acelera la acreditación en estos nichos, será difícil sostener el ritmo exportador que exige el DR-CAFTA.
En todo caso, la 34ª Asamblea IAAC llega como una vitrina para confirmar que la calidad no es un lujo, sino la barrera de entrada al comercio global. Si la República Dominicana capitaliza bien el momento apoyándose en la nueva ley de infraestructura de la calidad y en alianzas universidad-empresa podría cerrar 2025 con el doble de organismos acreditados y liderar el Caribe en materia de confianza técnica.
Con el mundo mirando hacia Santo Domingo, la pelota está del lado local demostrar que la acreditación se traduce en productos más seguros, servicios más confiables y, sobre todo, en oportunidades reales para la gente que produce y consume en esta media isla.








