El Ministerio de Energía y Minas (MEM) activó el acelerador. En pleno repunte de la demanda eléctrica que rozó los 3 ,896 MW el 6 de agosto la institución confirmó que tres proyectos estratégicos sumarán 612 MW al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) antes de que finalice el primer trimestre de 2026.
Según datos oficiales divulgados por el MEM, la hoja de ruta incluye el cierre de ciclo de la central SIBA (68 MW) y la entrada en operación de Energas IV en San Pedro de Macorís (130 MW) este octubre, mientras que la planta combinada “Energía 2000” en Manzanillo añadirá 414 MW a inicios de 2026.
La expansión de SIBA, ubicada en Boca Chica, completa la modernización de una instalación que ya operaba 210 MW y que ahora optimiza su eficiencia térmica con tecnología de ciclo combinado. Para Energas IV, el visto bueno técnico llegó en abril; la turbina a gas de 130 MW se acoplará a los tres bloques existentes para elevar la capacidad total del complejo a casi 430 MW, convirtiéndolo en la mayor fuente de generación del Este basada en gas natural.
El plato fuerte llegará desde la frontera Noroeste: el proyecto Energía 2000 popularmente llamado Manzanillo Power Land representa una inversión de US$1,250 millones y aportará 414 MW, suficiente para cubrir la mitad de la demanda actual de toda la región Cibao.
¿Por qué urge este refuerzo? Aunque la capacidad instalada nacional ronda los 5 ,600 MW, los picos se han disparado 30 MW por encima del récord de 2024 y las distribuidoras aún arrastran pérdidas técnicas y fraudes superiores al 30 %. Una ventana de 612 MW confiables evitaría racionamientos en la temporada alta de diciembre-abril, cuando el aire acondicionado y el turismo estiran el consumo.
La estrategia no se limita a térmicas. Para 2025 el MEM espera integrar más de 500 MW renovables, apoyado por las recientes alianzas AES-TotalEnergies que suman 500 MW solares y eólicos adicionales en carpeta. Ese empuje se refleja en la generación verde, que el 14 de agosto alcanzó un máximo instantáneo de 1 ,554 MW casi el 40 % de la demanda a esa hora un hito sin precedentes en el Caribe.
Para absorber esa variabilidad, el gobierno lanzará este año la primera licitación de sistemas de almacenamiento con la meta de instalar 300 MW en baterías antes de 2027. “Sin reservas rápidas el sol de mediodía se vuelve un dolor de cabeza al caer la tarde”, admitió el ministro Joel Santos en un foro regional, donde detalló que las bases del concurso saldrán en octubre.
La infraestructura de transmisión corre a la par. El flamante anillo de 345 kV Montecristi-Santiago 128 km y 321 torres ya despacha la energía gas-natural de la costa Norte y preparó el terreno para Manzanillo. Valorada en US$147 millones, es la columna vertebral de la red septentrional. El MEM proyecta además invertir US$450 millones en nuevas líneas y subestaciones, incluida una ruta Azua-Punta Catalina clave para los futuros parques solares del Sur.
En paralelo, las distribuidoras destinan unos US$200 millones anuales a modernizar redes, cambiar medidores y reducir pérdidas. El plan contempla soterrar cables en zonas urbanas críticas y reforzar el servicio en Pedernales, recientemente interconectada al SENI.
Con este doble carril térmicas eficientes y renovables respaldadas por baterías la República Dominicana aspira a duplicar su generación limpia y a elevar la matriz gas-natural/solar-eólica al 40 % para 2028, un porcentaje que la situaría por delante de la mayoría de sus vecinos caribeños. La carrera energética, sin embargo, exige disciplina regulatoria contratos transparentes, tarifas que reflejen costos reales y una cruzada continua contra el fraude. Si esas piezas encajan, las luces navideñas de 2026 podrían brillar sin sobresaltos.








