La cereza española acaba de encontrar una nueva ruta hacia el gigante asiático. La Administración General de Aduanas de China publicó el listado de fincas y almacenes habilitados, con lo que los primeros palés pueden partir de inmediato hacia Shanghái, Cantón o Shenzhen.
Según la agencia EFE, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación celebró la resolución como el punto final de una negociación que tomó varios años y exigió auditorías remotas a huertos extremeños, aragoneses y del Jerte, además de la firma de un protocolo fitosanitario en abril pasado entre el ministro Luis Planas y su homóloga Sun Meijun en Pekín.
El acuerdo obliga a que todo el proceso-desde la recolección hasta el transporte-sea supervisado por técnicos del MAPA; solo la fruta procedente de huertos inscritos puede entrar a los almacenes de confección. Esto coloca a la cereza junto a los cítricos, melocotón, ciruela, uva de mesa, caqui y almendra, productos que ya contaban con pasaporte chino.
Para los productores, la oportunidad llega en un momento dorado: las importaciones chinas de cereza no paran de crecer y podrían rozar las 600 000 toneladas en la campaña 2025/26, tras saltar de 388 000 t en 2023/24 a 552 500 t en 2024/25. Chile todavía domina ese mercado, gracias a su ventana de cosecha alineada con el Año Nuevo chino, pero la entrada de España amplía la oferta en los meses de verano boreal.
España, por su parte, exportó 39 968 toneladas de cereza en 2024, de las cuales apenas 6 500 t salieron fuera de la Unión Europea; Hong Kong figuró entonces como tercer destino extracomunitario con 103 t. Con acceso directo al continente, los operadores confían en acortar la brecha logística y capturar mejores precios, sobre todo para calibres premium.
El entusiasmo, sin embargo, convive con cierto nerviosismo regulatorio. Apenas la semana pasada, las aduanas chinas vetaron el pollo español por gripe aviar; una muestra de lo rápido que puede cambiar la política sanitaria de Pekín. Fuentes del sector apuntan que cumplir de forma escrupulosa con los controles será clave para evitar cierres repentinos y consolidar la presencia de la cereza ibérica en el mayor mercado de frutas del mundo.
Si la calidad y la trazabilidad se mantienen al nivel exigido, los exportadores esperan que, en dos o tres campañas, China deje de ser una anécdota y se convierta en un cliente tan importante como Alemania o el Reino Unido. El primer cargamento saldrá en cuestión de días; el calendario, la fruta y ahora también Pekín juegan a favor.








