Franklin Domínguez, el patriarca de las tablas dominicanas y Premio Nacional de Teatro, fue ingresado de urgencia este lunes en un centro médico capitalino tras presentar complicaciones asociadas a su avanzada edad cumplió 94 años el pasado 5 de junio. Su entorno asegura que se encuentra estable y en observación permanente.
La noticia se conoció a primera hora mediante un comunicado familiar remitido a los medios, donde se agradece el interés y las oraciones del público mientras amigos y médicos “sostienen su salud de manera confortable”.
Domínguez es el dominicano más laureado de la escena: siete veces ganador del Premio Nacional de Teatro y receptor del Premio Nacional de Literatura 2003, distinciones que, según críticos, lo colocan a la altura de figuras iberoamericanas como Emilio Carballido o Osvaldo Dragún.
Su influencia trasciende el proscenio. En 1963 dirigió La silla, la primera película dominicana del periodo pos-trujillista, y desde los años 70 asumió puestos clave en Bellas Artes, la Sociedad de Autores y la Academia de la Lengua, combinando creación dramática, gestión cultural y servicio público.
La hospitalización llega a semanas del XII Festival Internacional de Teatro RD 2025, proyecto estatal que pretende descentralizar el arte escénico y al que Domínguez había sido invitado como presidente de honor. Su eventual ausencia obligará a los organizadores a replantear homenajes y lecturas de su obra previstos para octubre.
Compañías como la Nacional de Teatro y el colectivo Teatro Guloya ya han convocado cadenas de oración; mientras, el Ministerio de Cultura evalúa dedicar la función inaugural a su legado, consciente de que el maestro escribió más de un centenar de piezas que definieron la identidad escénica dominicana.
Si la evolución clínica lo permite, allegados no descartan que el dramaturgo reciba alta en los próximos días para continuar el proceso de recuperación en su residencia. Entretanto, la comunidad artística se mantiene alerta: la silla que Domínguez puso en el centro del debate cultural hace seis décadas hoy vuelve a ser emblema, recordándonos la fragilidad y la grandeza de quienes fundan tradición.
