La Policía de Indonesia extendió esta semana el operativo para dar con el paradero de la ferrolana María Matilde Muñoz Cazorla, de 72 años, quien se esfumó el 1.º de julio tras alojarse en un hotel de Senggigi, al oeste de Lombok. Los agentes revisan puertos, aeropuertos y registros migratorios sin resultado alguno mientras pegan carteles con su fotografía en áreas públicas y centros turísticos.
Según la agencia EFE, las autoridades confirmaron que no existe constancia de que la viajera abandonara el país; incluso rastrearon los manifiestos de barcos que conectan Lombok con Bali y otras islas sin encontrar su nombre. La Embajada de España en Yakarta pidió formalmente ayuda la semana pasada, lo que activó los protocolos nacionales de personas desaparecidas.
El caso ha encendido las alarmas en un archipiélago que, aun siendo apreciado por mochileros y jubilados aventureros, presenta desafíos logísticos: Lombok está a 210 km de la masificada Bali y su geografía volcánica complica los rastrillajes terrestres. La experiencia reciente lo demuestra: en julio pasado un ferry que cruzaba el estrecho de Bali se hundió y dejó al menos 30 personas desaparecidas, dificultando la contabilización de pasajeros no registrados.
Las búsquedas de extranjeros no son inusuales en la región. En junio, socorristas tardaron cuatro días en localizar ya sin vida a una excursionista brasileña que cayó por un barranco en el monte Rinjani, también en Lombok.Aun así, las estadísticas oficiales señalan que Indonesia mantiene una de las tasas de homicidios más bajas del mundo (0,4 por cada 100 000 habitantes), aunque la policía de Bali reconoce un aumento del 16 % en incidentes que involucran foráneos durante 2024.
Para el Ministerio de Exteriores español, el suceso refuerza la recomendación de “ejercer extrema cautela” en desplazamientos insulares, recordando que fenómenos naturales y dificultades de comunicación pueden retrasar auxilios.
Mientras tanto, conocidos de Muñoz mantienen activo un grupo en redes sociales donde comparten pistas y coordinan con las autoridades locales.Cualquier dato puede marcar la diferencia: la Policía de Lombok habilitó líneas directas y solicita reportar avistamientos de una mujer caucásica de cabello canoso, 1,60 m de estatura y acento español.
La incertidumbre crece con los días, pero también la presión social. Organizaciones de rescate voluntario, acostumbradas a rastrear senderistas extraviados, se han sumado a la batida. De momento, el paradero de la mallorquina continúa envuelto en misterio, recordándonos lo frágil que puede ser la aventura cuando se viaja en solitario por los confines del Índico.








