El joven sirio Issa Al H., de 27 años, fue condenado a cadena perpetua por el ataque con cuchillo que en agosto del año pasado dejó tres muertos y diez heridos durante una fiesta popular en Solingen, Alemania. El hecho, reivindicado posteriormente por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), estremeció a la ciudad justo en medio de las celebraciones por su 650 aniversario.
Según informó la agencia EFE, la Audiencia Territorial de Düsseldorf impuso la pena máxima al acusado, encontrándolo culpable de asesinato, tentativa de asesinato, lesiones graves y pertenencia a una organización terrorista extranjera. Además, el tribunal estableció la “especial gravedad de la culpa”, lo que limita cualquier posibilidad de reducción de condena en el futuro.
El fallo también obliga al condenado a pagar 360.000 euros en indemnizaciones a las víctimas. Un peritaje psiquiátrico determinó que el acusado actuó con plena conciencia de sus actos. Tanto la Fiscalía Federal como la acusación particular habían solicitado esta condena, mientras que la defensa, pese a coincidir en la cadena perpetua, había pedido evitar la reclusión prolongada tras el cumplimiento de la pena.
Durante el inicio del juicio, celebrado en mayo, el propio acusado reconoció los hechos y aseguró estar dispuesto “a aceptar la sentencia”. La investigación reveló que atacó a varias personas de forma sorpresiva y por la espalda, centrando los golpes en zonas vitales del cuello y el torso. Fue arrestado al día siguiente del atentado, poco después de que el Estado Islámico lo reivindicara como acción propia.
Este caso reabre el debate en Alemania sobre la amenaza del extremismo yihadista en eventos públicos y el nivel de seguridad necesario para prevenir ataques de esta naturaleza. Aunque las autoridades han reforzado los protocolos de vigilancia, especialistas advierten que los actos de “lobos solitarios” inspirados por grupos extremistas siguen representando un desafío complejo para la seguridad europea.
