El Gobierno de Dinamarca dio un paso inédito en su política de defensa al anunciar la compra de armas de precisión de largo alcance, en respuesta al creciente clima de tensión con Rusia. La decisión fue presentada por la primera ministra, Mette Frederiksen, quien advirtió que Moscú seguirá representando una amenaza real para Europa durante los próximos años.
Según informó la agencia EFE, tanto Frederiksen como el ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, subrayaron que la medida no responde a un riesgo inminente, sino que busca enviar un mensaje de disuasión y reforzar la capacidad de defensa nacional. La jefa de Gobierno habló incluso de un “cambio de paradigma” para un país que históricamente había limitado su inversión militar.
El Ejecutivo danés no precisó aún qué tipo de armamento será adquirido ni el calendario de entrega, pero aseguró que la recomendación provino del Estado Mayor. Poulsen adelantó que la compra será cubierta dentro del marco económico ya aprobado para defensa, sin necesidad de partidas extraordinarias.
Este anuncio se suma a la histórica decisión de Copenhague, tomada la semana pasada, de destinar 58.000 millones de coronas (unos 7.769 millones de euros) a la adquisición de ocho sistemas de defensa aérea europeos. Será la mayor inversión militar de su historia y permitirá que, por primera vez desde 2004, el país cuente nuevamente con una red de protección aérea. Uno de esos sistemas entrará en funcionamiento antes de finalizar este año.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Dinamarca ha acelerado su rearme y ha apoyado firmemente los esfuerzos de la OTAN. Un informe de la Alianza, divulgado en agosto, situó en 3,22 % del PIB el gasto militar danés, una cifra que supera la meta del 2 % recomendada para los Estados miembros. En paralelo, el país reformó su servicio militar, extendiendo su duración de cuatro a once meses e incorporando de manera obligatoria a las mujeres, un cambio que refleja el endurecimiento de su postura en materia de defensa.
Con estas medidas, Dinamarca busca no solo proteger su territorio, sino también fortalecer la seguridad colectiva europea en un escenario geopolítico cada vez más incierto.