El anuncio del relanzamiento de Mi Vivienda abrió una nueva ventana de oportunidades para miles de familias que llevan años buscando un techo propio. La iniciativa coloca nuevamente el tema habitacional en el centro del debate público, con una apuesta que combina inversión estatal, planificación a largo plazo y una visión más amplia de lo que significa garantizar calidad de vida en la República Dominicana.
Según la Presidencia, este relanzamiento forma parte del Plan Decenal de Viviendas 2022-2032, la ruta oficial que orienta cómo se construirá, financiará y distribuirá la oferta de viviendas durante la próxima década. En ese marco se inscriben los 8,381 nuevos apartamentos que el Gobierno prevé levantar en esta etapa, una cifra que refuerza la estrategia habitacional de los últimos cinco años.
El ministro de Vivienda y Edificaciones, Carlos Bonilla, aprovechó el acto para subrayar el impacto que ha tenido la política estatal en la vida de miles de familias. En su recuento, más de 20,000 hogares ya han recibido una vivienda formal, una cifra que —según sus palabras— marca una etapa inédita en la historia reciente del país. Su planteamiento conecta con una realidad palpable: el déficit habitacional, que por años parecía inamovible, empieza a mostrar señales de reducción cuando se combina inversión pública con subsidios bien dirigidos.
Uno de los ejes más llamativos del programa es el nivel de apoyo financiero que recibirán los beneficiarios. El subsidio estatal puede alcanzar hasta un 50 % del valor de la vivienda, sumado al bono ITBIS y otros incentivos que elevan la ayuda total a RD$1,200,000. En términos prácticos, este esquema convierte en propietarios a ciudadanos que antes destinaban RD$7,000 o RD$10,000 mensuales a alquileres en estructuras vulnerables. Ahora ese mismo monto se convierte en una cuota fija respaldada por una tasa preferencial del 8 % por siete años otorgada por Banreservas.
Este tipo de políticas se ha vuelto una tendencia regional. Países como Colombia y Chile han implementado modelos similares de subsidios combinados que reducen barreras de entrada para familias de bajos ingresos. El desafío suele ser garantizar que las ayudas lleguen a quienes cumplen con los requisitos y asegurar que los proyectos mantengan estándares de calidad. En ese sentido, el Ministerio ha establecido criterios técnicos obligatorios, desde dimensiones mínimas hasta la instalación de contadores inteligentes para contribuir a la eficiencia energética.
La respuesta del sector privado ha sido significativa. En esta primera fase se han postulado 33 proyectos que suman las 8,381 unidades habitacionales previstas. De ellos, 19 ya están calificados y distribuidos en zonas clave del Gran Santo Domingo: más de 2,000 unidades en Santo Domingo Norte, cerca de 1,500 en la segunda franja de Santo Domingo Este, 780 en San Antonio de Guerra y más de 200 en Boca Chica, además de proyectos en el Distrito Nacional. También se incluyen desarrollos en distintas provincias, abarcando el 38 % del territorio nacional. La demanda ciudadana refuerza el interés: mientras el primer proceso reunió 150,000 solicitudes, esta nueva etapa podría superar fácilmente el medio millón.
A partir de ahora, quienes aspiren a una vivienda pueden consultar los proyectos habilitados en mivivienda.gov.do, identificar al desarrollador correspondiente e iniciar su proceso de calificación. El esquema contempla un “pre bono” que asegura la firma inicial y un bono final que se activa al momento de la aprobación del préstamo y la entrega de la vivienda. Fonvivienda, brazo operativo del Mived, supervisará esta fase para garantizar la calidad de las obras y el correcto uso de los subsidios, que cubrirán entre 27 % y 50 % del costo total de la unidad.
La reactivación de Mi Vivienda no solo apunta a ampliar el acceso a hogares dignos; también dinamiza la construcción, impulsa empleos y contribuye a organizar el crecimiento urbano del país. Con una demanda creciente y una población joven en expansión, iniciativas como esta marcan la diferencia entre esperar indefinidamente por una solución o verla materializarse en un proyecto concreto.








