Amanda Anisimova soltó el grito que tenía atragantado desde que era una chamaca promesa la estadounidense despachó 6-4, 4-6 y 6-4 a la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, y se metió en su primera final de Grand Slam en la Catedral del tenis, un hito que ninguna compatriota logra desde la era de Serena Williams.
Según EFE, la jugadora de 23 años completó la sorpresa con una ráfaga de cuatro juegos corridos en el set definitivo y un derechazo ganador que dejó a Sabalenka mirando al vacío. El rugido del público en el Centre Court pareció el eco de un cambio de guardia en la cima del circuito.
La hazaña corona un regreso lleno de altibajos: Anisimova se tomó siete meses de pausa en 2023 para recomponer su salud mental y regresó al tour fuera del Top 180. Menos de dos temporadas después ya pisa su primera final grande, con títulos en Doha y final en Queen’s, firmando un récord de 12-2 sobre césped este año.
Su irrupción coincide con un renacer made in USA: Madison Keys abrió fuegos al levantar el Abierto de Australia 2025, y Coco Gauff se adueñó de Roland Garros un mes atrás, ambos triunfos también ante Sabalenka. Si Anisimova levanta el Venus Rosewater Dish, sería la tercera campeona estadounidense consecutiva en Slams este año, algo que no ocurría desde la era dorada de las Williams.
El último trofeo femenino de Wimbledon que cruzó el Atlántico lo alzó Serena en 2016; desde entonces, el All England Club esperaba por otra bandera de barras y estrellas. La de New Jersey también se convertiría en la finalista más joven en SW19 desde la propia Serena en 2004, prueba de que las nuevas generaciones vienen con hambre.
Del otro lado de la red la espera Iga Swiatek, número dos del ranking y campeona de cinco ‘grandes’, que arrolló a Belinda Bencic para sellar su primera final en la hierba londinense. La polaca llega fresca, sin ceder un solo set desde cuartos, mientras Anisimova ha tenido que remar tres mangas en semis. Duelo de estilos potencia lineal contra el tenis de ángulos y variaciones de la norteamericana.
Para la fanaticada dominicana acostumbrada a trasnocharse por el “Big Three” esta final sabatina pinta como cita obligada una nueva cara en la élite contra la dominadora de la temporada. Si Anisimova mantiene la frescura mental que la trajo hasta aquí, el sábado podría marcar el regreso definitivo del tenis femenino de EE. UU. a las portadas.
