La tensión en las rutas marítimas del Pacífico volvió a escalar luego de que fuerzas estadounidenses neutralizaran una embarcación vinculada al tráfico internacional de drogas. La operación, ejecutada en aguas lejanas a la costa continental, forma parte de un patrón reciente de intervenciones quirúrgicas contra redes que utilizan el océano como corredor para mover cargamentos ilícitos de alto valor.
Según Infobae, el Comando Sur confirmó que la acción fue ordenada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y ejecutada por la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear. El reporte oficial indica que la embarcación había sido identificada como parte de una organización considerada terrorista por Washington y que navegaba por una de las rutas más utilizadas por los carteles que operan en la región.
La información militar detalla que el ataque se realizó tras verificar que el barco transportaba una carga de narcóticos. El operativo terminó con la muerte de cuatro individuos señalados como narcoterroristas, un desenlace que refleja el nivel de contundencia con el que Estados Unidos está enfrentando este tipo de estructuras. En escenarios anteriores, las autoridades estadounidenses habían optado por interdicciones no letales, pero la creciente sofisticación de las redes criminales parece estar impulsando decisiones más agresivas.
En los últimos cinco años, analistas de seguridad han advertido que los grupos dedicados al narcotráfico ampliaron su presencia en el Pacífico Oriental, aprovechando la extensión del mar abierto y la falta de vigilancia constante. Estudios del Centro de Análisis Marítimo Internacional sostienen que más del 70 % de la cocaína que sale de Sudamérica hacia Norteamérica utiliza rutas oceánicas, tendencia que ha obligado a los países de la región a reforzar sus capacidades navales.
La estrategia de Estados Unidos también se ha ajustado. Southern Spear ha incrementado sus despliegues con drones, aeronaves de vigilancia y embarcaciones rápidas, tecnología que permite rastrear movimientos sospechosos con mayor precisión. De acuerdo con registros públicos del Departamento de Defensa, este tipo de operaciones busca cortar el flujo logístico de las organizaciones antes de que la droga llegue a puntos de distribución más cercanos al continente.
Aunque el Pentágono no ofreció detalles sobre la nacionalidad de los abatidos ni sobre la cantidad exacta de droga transportada, expertos consultados por think tanks regionales coinciden en que la operación envía un mensaje directo: cualquier embarcación asociada a grupos designados como terroristas será tratada como amenaza inmediata, sin importar la distancia ni la profundidad del océano.
El episodio confirma que el Pacífico se mantiene como uno de los escenarios más activos en la lucha contra el crimen transnacional, donde las rutas clandestinas se ocultan entre miles de millas náuticas y donde las autoridades, cada vez más, prefieren operaciones rápidas para impedir que los cargamentos lleguen a manos de redes que alimentan mercados multimillonarios.
