Una operación de la Agencia Nacional de Investigación de la India (NIA) ha culminado con la detención de cuatro individuos más implicados en el atentado de la semana pasada fuera del Fuerte Rojo de Nueva Delhi, incidente que ocasionó al menos diez muertos y 32 heridos.
Según informó EFE, todos los arrestados desempeñaron un papel esencial en la conspiración que precedió al ataque, según un comunicado emitido por la NIA. En él se indicó que los cuatro fueron capturados en Srinagar, en la región de Cachemira administrada por la India.
Las pesquisas señalaban previamente que ya se habían detenido a otros dos individuos por el mismo asunto: Amir Rashid Ali, titular del vehículo cargado de explosivos usado en el atentado, y Jasir Bilal Wani, quien habría ofrecido apoyo técnico al suicida identificado como Umar un Nabi, un médico cuya identidad fue corroborada mediante análisis de ADN.
La NIA precisó que los detenidos “trabajaban en estrecha coordinación con el atacante suicida” y la investigación apunta a que todos son originarios del valle de Cachemira, donde los operativos de seguridad se han multiplicado desde el ataque. Por ejemplo, en uno de los últimos movimientos de las fuerzas de seguridad se procedió a demoler la vivienda de Nabi en el distrito de Pulwama, dentro de un operativo más amplio contra redes insurgentes que Nueva Delhi vincula con apoyo exterior desde Pakistán.
En su comunicado, la NIA anunció también la incautación de un segundo vehículo vinculado al atentado, que está siendo sometido a exhaustivos análisis periciales, y que hasta ahora se han tomado declaraciones de 73 testigos, incluidos varios heridos. Las autoridades explicaron que siguen múltiples líneas de investigación en varios estados del país para desentrañar por completo la conspiración.
El atentado registrado el 10 de noviembre se convierte en el primero con víctimas mortales en la capital india desde 2011, lo cual ha elevado el nivel de alerta en Nueva Delhi y encendido un debate sobre el control de seguridad y el papel de las redes militantes en Cachemira. El gobierno indio, por su parte, insiste en que existe un nexo directo entre los detenidos y grupos activos en la zona.
