El Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA) en Santo Domingo fue escenario, el pasado 2 de octubre, de un acontecimiento histórico para la aviación de la región el aterrizaje del primer Airbus A321XLR que opera un vuelo regular de pasajeros en Latinoamérica y el Caribe. La aeronave, parte de la flota de Iberia, cubrió la ruta Madrid–Santo Domingo, marcando un nuevo capítulo en las operaciones transatlánticas de la aerolínea.
Según informó el medio especializado Arecoa, el vuelo IB2631 despegó del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y completó su travesía de 6.699 kilómetros en poco más de ocho horas, aterrizando en suelo dominicano a las 18:20 hora local. La ruta, que tradicionalmente era operada con aviones de fuselaje ancho como los Airbus A340 y A330, se realiza temporalmente con el modelo de pasillo único más avanzado de Airbus.
El A321XLR de Iberia está configurado con 182 asientos 14 en clase ejecutiva y 168 en turista, una reducción frente a los 292 que ofrecía el A330-300. Este ajuste responde a la necesidad de adaptar la capacidad a la demanda de temporada, sin comprometer la conectividad entre Europa y el Caribe.
La aerolínea española, cliente de lanzamiento global del A321XLR, ha pedido ocho unidades de este modelo. Su incorporación representa un paso clave en la renovación de la flota de largo radio de Iberia, aportando una eficiencia de combustible un 30 % superior por asiento en comparación con los modelos previos. Este rendimiento no solo mejora la sostenibilidad operativa, sino que también amplía las posibilidades de explorar rutas transatlánticas menos tradicionales.
El estreno del A321XLR en República Dominicana no es un hecho aislado. Iberia ya ha desplegado el avión en rutas hacia San Juan (Puerto Rico), Washington y Boston, y se prepara para su debut en Sudamérica el 12 de diciembre en la conexión Madrid–Recife y el 19 de enero de 2026 hacia Fortaleza, ambas en Brasil.
Con esta nueva generación de aeronaves, Iberia apuesta por una conectividad más flexible y sostenible, capaz de unir mercados secundarios con Europa sin necesidad de depender exclusivamente de grandes hubs o aviones de mayor tamaño. El vuelo hacia Santo Domingo simboliza, así, un avance técnico y estratégico que podría transformar el futuro del transporte aéreo transatlántico.








