El próximo año asoma un panorama de mayor solidez para la industria aérea, que continúa recuperando terreno tras múltiples crisis recientes. Las proyecciones apuntan a un crecimiento estable en los ingresos y a una demanda que no cede, impulsada por un flujo constante de pasajeros y un nivel de ocupación que sigue desafiando límites históricos.
Según la agencia EFE, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) anticipa que los beneficios mundiales del sector alcanzarán los 41.000 millones de dólares en 2026, cifra que marcaría un nuevo récord pese a los obstáculos geopolíticos y regulatorios que todavía afectan a buena parte de las operaciones globales.
El organismo proyecta que viajarán 5.200 millones de pasajeros, un incremento del 4,4 %, acompañado por un beneficio neto por viajero estimado en 7,9 dólares. Aunque el dato queda por debajo del nivel excepcional registrado en 2023, mantiene la tendencia de rentabilidad sostenida que IATA considera fundamental para fortalecer la estructura financiera de las compañías. Ese rendimiento, sin embargo, sigue siendo objeto de debate dentro del propio sector, pues continúa muy distante de las ganancias que obtienen fabricantes aeronáuticos y proveedores de servicios, lo que alimenta discusiones sobre la distribución del valor dentro de la cadena aérea.
Willie Walsh, director general de IATA, ha insistido en que la industria opera bajo una combinación compleja de presiones: tensiones comerciales, mayores exigencias regulatorias y un entorno económico desigual entre regiones. Aun así, subraya que las aerolíneas han desarrollado una resiliencia que les permite amortiguar impactos que, en otros tiempos, habrían puesto en riesgo la estabilidad financiera del negocio. Para ilustrar la fragilidad de los márgenes, Walsh recurrió a una comparación contundente: una funda de iPhone genera más beneficio para Apple que el ingreso neto que deja un pasajero promedio a una aerolínea.
En este escenario, el grueso de los ingresos provendrá como ha sido tradición de la venta de boletos, que aportaría unos 751.000 millones de dólares. El transporte de carga, aunque en un rol menos protagónico ante la recuperación total del tráfico de pasajeros, incrementaría sus ingresos un 2,1 %, impulsado por cadenas logísticas que todavía se ajustan tras los trastornos del comercio internacional.
El componente de costos también muestra señales de alivio. IATA estima una reducción del 0,3 % en el gasto de combustible, en gran parte atribuida a la proyección de una caída del 11 % en el precio del barril de petróleo. Aunque pequeña, esta variación ofrece aire a unas cuentas que históricamente han estado sujetas a fuertes oscilaciones derivadas del mercado energético.
Las diferencias regionales también contarán una historia propia. Europa se perfila como el mercado más rentable en 2026, con beneficios que rondarían los 14.000 millones de dólares, impulsados por una recuperación empresarial que ha sabido adaptarse a la demanda interna y a los flujos turísticos pospandemia. Norteamérica, que usualmente domina estos rankings, enfrenta un estancamiento atribuible a tensiones arancelarias, restricciones migratorias más severas y el impacto económico del cierre federal más prolongado en la historia reciente de Estados Unidos.
Latinoamérica, en cambio, encarará un escenario más delicado. Sus beneficios netos caerían un 20 %, afectados principalmente por la devaluación de varias monedas regionales y la persistente volatilidad política que incide en las decisiones de inversión. Aun con el avance de aerolíneas que han modernizado flotas y modelos operativos, la región mantiene ciclos económicos que golpean con más fuerza al transporte aéreo.
La fotografía final muestra a una industria que sigue moviéndose entre avances y fragilidades, pero con una capacidad renovada para sostener la rentabilidad aun en entornos adversos. El desafío inmediato no solo será mantener ese ritmo, sino también lograr que toda la cadena de valor trabaje de manera más equilibrada, permitiendo que el transporte aéreo aporte un impulso más robusto a la economía global.
