China endurece sus controles sobre las exportaciones de tierras raras en plena tensión comercial con EE. UU.

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China anunció este jueves un nuevo paquete de restricciones a la exportación de tierras raras, una medida que podría alterar el equilibrio global de suministro de estos minerales estratégicos. La decisión llega en un momento clave, justo cuando Washington mantiene la expectativa de avanzar en las negociaciones comerciales con Pekín.

Según EFE, el Ministerio de Comercio chino informó que las empresas extranjeras deberán solicitar una licencia de exportación si sus productos contienen al menos un 0,1 % de tierras raras procedentes de China. El Gobierno justificó la medida en razones de seguridad nacional, pero analistas internacionales la interpretan como un intento de reforzar su posición antes de la reunión entre Xi Jinping y Donald Trump, prevista para finales de mes durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur.

Los nuevos controles también alcanzarán artículos fabricados en el extranjero que utilicen tecnologías chinas relacionadas con la extracción, fundición, separación o reciclaje de estos recursos. Se trata, según observadores, de una expansión del poder regulador chino más allá de sus fronteras, una práctica cada vez más visible en la política industrial del gigante asiático.

China domina alrededor del 70 % del mercado mundial de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de microchips, baterías, motores eléctricos y equipos militares. Este control le otorga una influencia considerable sobre sectores tecnológicos y estratégicos de Occidente. Expertos señalan que el movimiento podría ser una respuesta indirecta a las restricciones estadounidenses sobre la exportación de chips avanzados hacia China.

De implementarse plenamente, la medida pondría en jaque los esfuerzos de países como Estados Unidos, Australia y varias naciones europeas por reducir su dependencia del suministro chino. Aunque existen proyectos para desarrollar fuentes alternativas, los procesos de extracción y refinamiento siguen siendo costosos y ambientalmente complejos.

Analistas como Christopher Beddor, de la firma Gavekal Dragonomics, advierten que la “amenaza implícita” de Pekín consiste en restringir el acceso a estos minerales a fabricantes extranjeros, especialmente los vinculados al sector de semiconductores. De concretarse, el impacto podría sentirse en toda la cadena global de tecnología avanzada, desde los teléfonos inteligentes hasta los sistemas de defensa.

Con esta jugada, China demuestra una vez más que las tierras raras no son solo un recurso natural, sino también una poderosa herramienta de presión geopolítica.

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