El país amaneció conmovido cuando los organismos de rescate confirmaron el hallazgo del cuerpo del cantante de merengue Rubby Pérez, quien se encontraba en paradero desconocido desde la madrugada del martes. Según relatos de testigos, el momento del rescate estuvo cargado de pesar y de una esperanza que se fue apagando conforme transcurrían las horas.
De acuerdo con Listín Diario, el propio Centro de Operaciones de Emergencias (COE) confirmó que el equipo de rescate localizó los restos del artista durante la madrugada. Aunque la comunidad mantuvo la ilusión de hallarlo con vida, el representante del merenguero dio a conocer la noticia de su fallecimiento, lo que desencadenó una oleada de reacciones entre fanáticos y colegas. Con sus 69 años, Pérez dejó un legado en el ritmo que representa el corazón de la cultura dominicana, reconocido en 2016 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El intérprete, nacido en Haina y bautizado como Roberto Antonio Pérez Herrera, superó pruebas impactantes en su juventud: un accidente automovilístico lo alejó del béisbol, disciplina en la que anhelaba destacar tal y como lo hizo su hermano Neifi. Durante una larga convalecencia, la guitarra se convirtió en su nuevo camino, y gracias a ese hallazgo musical, aportó interpretaciones que hicieron vibrar salones de baile y tarimas a lo largo de décadas. Su entrega al merengue no pasó desapercibida, pues obtuvo varios galardones y el Soberano al Mérito en una de las premiaciones artísticas más prestigiosas de la República Dominicana.
Pérez figuró como uno de los exponentes insignes de un género que ha unido familias e historias en cada fiesta patronal y celebración cultural. Su trayectoria desde 1977, año en que debutó con la orquesta Los Pitágoras del Ritmo, inspiró a varios talentos emergentes que hoy sostienen vivo el legado del merengue. Voces cercanas a los certámenes artísticos señalan que su energía y su capacidad de sortear obstáculos serán referentes para futuras generaciones de artistas dominicanos, que encuentran en su experiencia la prueba de que la pasión por la música prevalece sobre las adversidades.