El sistema eléctrico en Cuba enfrenta un nivel de deterioro que mantiene en vilo a millones de residentes cuando cae la tarde. Las centrales termoeléctricas, con más de cuatro décadas de uso continuo, presentan fallas constantes, y la escasez de combustible no ayuda a aliviar la situación. Diversos observadores han seguido con preocupación cómo la recuperación económica de la isla se ve frenada por cortes de luz cada vez más frecuentes.
Tal como informa EFE, la Unión Eléctrica (UNE) proyecta que en el horario de mayor consumo puede llegar a suspender el servicio hasta en un 47 % de todo el territorio. Este escenario se relaciona con averías en siete de las veinte unidades de producción termoeléctrica, la falta de divisas para reemplazar componentes obsoletos y la carencia de diésel o fueloil para algunas plantas de generación. La falta de mantenimiento se arrastra desde hace décadas, sumada a sanciones internacionales que impiden acceder con facilidad a equipos y financiamiento.
Expertos independientes señalan que se necesitan entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para modernizar la red nacional. De acuerdo con datos publicados por el Banco Mundial y varios economistas, un sistema eléctrico estable impulsaría el retorno de la inversión extranjera y la generación de empleo, dos urgencias en un país que aún no logra recuperar su crecimiento previo a 2019. El panorama se complica más si recordamos que, según las propias autoridades cubanas, la economía retrocedió un 1,9 % en 2023.
Algunos observadores apuntan que la infraestructura energética de la isla ha vivido un proceso de infrafinanciación crónica desde los años posteriores a 1959. Por su parte, el Gobierno de la nación caribeña subraya el peso de las sanciones económicas estadounidenses, que limitan el acceso a repuestos, combustible y a nuevas tecnologías.
Aunque las esperanzas se centran en la posible llegada de inversiones y en convenios de cooperación que pudieran inyectar nuevos recursos, el desafío de asegurar un servicio estable persiste como una de las prioridades nacionales. La urgencia de poner en marcha obras de mantenimiento y sumar fuentes de energía renovable resulta cada vez más evidente. Sin un empuje fuerte en ambas áreas, la situación de miles de familias continuará marcada por apagones diarios y por una economía que no termina de despegar.