Santiago. Bajo un sol implacable y con la temporada ciclónica ya en marcha, la Defensa Civil Dominicana desplegó este fin de semana un operativo especial en los alrededores del Aeropuerto Internacional del Cibao. Decenas de voluntarios con sus característicos chalecos naranjas orientaron a viajeros y residentes, mientras otros recibían capacitación exprés en primeros auxilios y manejo de emergencias para afinar la respuesta ante cualquier incidente.
Las autoridades no se mueven en el vacío. Pronósticos académicos y locales coinciden en que 2025 será un año “movido”: la Universidad Estatal de Colorado proyecta 17 tormentas con nombre nueve con potencial de huracán y al menos cuatro de categoría mayor, mientras el meteorólogo dominicano Francisco Holguín eleva la cifra posible a entre 17 y 19 fenómenos y advierte que hasta seis podrían rozar la categoría 5. Con semejante panorama, cada hora de entrenamiento cuenta.
En la pista de tierra que sirve de aula al aire libre, los voluntarios ensayan extracciones rápidas, vendajes y uso de desfibriladores portátiles. El director regional, Francisco Arias, se mostró satisfecho con la “entrega cerrada” de su gente y recordó que “Santiago está activo y siempre listo”. El operativo forma parte de la nueva estrategia de la institución apostarse en puntos neurálgicos puertos, aeropuertos y corredores turísticos para prevenir antes que lamentar.
El esfuerzo local se suma a la ofensiva nacional lanzada por la dirección central. En rueda de prensa reciente se anunció la habilitación de 2,744 albergues georreferenciados en todo el país y la integración de la app “ALERTADO” para ubicar refugios en segundos. Con ello, la Defensa Civil intenta pasar de la reacción a la anticipación, un salto pendiente desde hace años.
Más allá de las cifras, el reto sigue siendo cultural. Simulacros aislados no bastan si la ciudadanía ignora rutas de evacuación o subestima las alertas. De ahí la insistencia de Arias en mantener jornadas “puerta por puerta” en barrios vulnerables y capacitar a líderes comunitarios para que multipliquen la información. La idea es que, cuando suene la sirena de huracán, cada familia tenga lista su mochila de emergencia y sepa a qué refugio acudir.
Queda mucho por hacer, pero el compromiso exhibido este fin de semana en Santiago demuestra una voluntad clara no esperar a que el próximo ciclón dicte la lección. Mientras el Atlántico calienta motores, la Defensa Civil afina talento humano, tecnología y logística para que, pase lo que pase, la respuesta sea rápida, coordinada y sobre todo salvavidas.








