Un grupo de 32 dentistas y oftalmólogos voluntarios se internó recientemente en la Tierra Indígena del Xingu, en el corazón de la Amazonía brasileña, con un propósito que va más allá de la medicina devolver la salud y la dignidad a las comunidades más apartadas de la selva. Son los “Doctores de la Amazonía”, una organización que desde hace más de una década combina ciencia, innovación y compromiso humano en territorios donde el Estado rara vez llega.
Según informó la agencia EFE, esta ONG nació hace doce años impulsada por el dentista Caio Machado, quien descubrió la urgencia del cuidado sanitario indígena durante sus primeras incursiones en reservas del estado de Rondônia, fronterizo con Bolivia. Desde entonces, el proyecto ha atendido a unas 60 comunidades nativas, demostrando que, incluso en los confines del Amazonas, es posible ofrecer una atención médica de calidad y con recursos de última generación.
Durante su más reciente misión, el equipo viajó seis horas por carreteras de tierra hasta la aldea Ipavu, hogar del pueblo kamayurá. Allí levantaron un campamento a orillas de una laguna que alimenta el río Xingu y desplegaron su campaña “Amazonía sin caries”, creada para combatir un problema creciente entre los más jóvenes la caries dental provocada por el cambio en los hábitos alimenticios y el consumo excesivo de azúcar.
La labor de estos profesionales es un alivio tangible para cientos de familias. “Aquí en la comunidad hay 600 personas esperando atención, y sin atención, sufrimos”, lamentó el cacique Maiaru Kamayurá, citado por EFE. El equipo transporta materiales suficientes para tratar a unas dos mil personas y emplea tecnología avanzada inteligencia artificial, impresoras 3D y un innovador producto que elimina caries sin anestesia. “Solo necesito dos sillas de playa; en una mañana atendimos más de 300 caries, comentó el cirujano dentista Felipe Prandini, uno de los voluntarios.
Los oftalmólogos también desempeñan un papel crucial. Fabrican gafas al instante y de manera gratuita, devolviendo la visión y la independencia a los habitantes del Xingu. Para muchos, volver a ver significa poder cazar, pescar o tejer actividades vitales para la subsistencia y la economía artesanal de la comunidad.
Amanauá Celso Kamayurá, líder local, recibió recientemente unos lentes para leer de cerca. Con gratitud, pidió que el grupo regrese el próximo año.
Más allá de la atención médica, el proyecto se ha convertido en una herramienta de conservación ambiental. Machado insiste en que la salud indígena es esencial para la protección de la selva. Sin salud no hay selva; los pueblos originarios son los guardianes de sus territorios, ha dicho.
Con el COP30 la próxima cumbre climática de la ONU que se celebrará en noviembre en Belém en el horizonte, la labor de los Doctores de la Amazonía cobra un simbolismo aún mayor demuestra que la sostenibilidad no solo depende de políticas ambientales, sino también del bienestar de quienes habitan y cuidan la selva más grande del planeta.








