Dolor compartido confirman la muerte de la costarricense Karla Sánchez en la tragedia de la discoteca Jet Set

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La noche en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, que prometía música y alegría, se convirtió en un duro golpe para dos países unidos por lazos familiares y afectivos. El desplome del techo durante un concierto sorprendió a decenas de personas, y entre las víctimas mortales se hallaba una costarricense de 41 años, madre de un niño de 12, cuya historia ha conmovido tanto a dominicanos como a ticos.

Tal como reportó La Nación Costa Rica, la víctima, identificada como Karla Sánchez, había llegado días antes a República Dominicana en plan de vacaciones junto a su esposo, oriundo de este país y también fallecido a raíz de la tragedia. Con Sánchez, la cifra de personas que han perdido la vida en este siniestro asciende a 226, mientras varios heridos siguen hospitalizados en estado delicado. Autoridades locales explicaron que la joven presentaba lesiones en la columna, un pulmón colapsado y hemorragias internas cuando ingresó de urgencia al Hospital Marcelino Vélez Santana, donde finalmente no pudo sobreponerse a las complicaciones.

Aunque el suceso derivó en un panorama sombrío, la reacción solidaria no se hizo esperar. Personal de emergencias del Servicio Nacional de Salud de República Dominicana, junto con voluntarios, se fajó en labores de rescate y brindó apoyo médico continuo en las primeras horas, algo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calificó como “una respuesta eficaz que salvó vidas”. El hospital, por su parte, asumió los gastos del tratamiento de Karla y otros afectados, un gesto que su familia agradeció públicamente mientras pedía oraciones y donaciones de sangre.

La tragedia también encendió el debate sobre la necesidad de reforzar inspecciones y aplicar mayores controles en lugares de entretenimiento masivo. Ingenieros y arquitectos locales apuntan a revisar estructuras similares, ya que múltiples voces ciudadanas exigen que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) refuerce las revisiones de seguridad y mantenimiento en espacios con gran afluencia de público.

El dolor, sin embargo, ha sacado a relucir un profundo espíritu de cooperación. Gente en República Dominicana no dudó en ofrecer ayuda a la familia de la fallecida, mientras, desde Costa Rica, el apoyo moral y las muestras de pesar cruzaron el Caribe en cuestión de horas. Las redes sociales, por su parte, visibilizaron la empatía de quienes, sin conocerse personalmente, se unieron para enviar mensajes de aliento.

La muerte de Karla Sánchez no solo enluta a sus seres queridos en Alajuela, sino que conmueve a una comunidad entera que aún se pregunta cómo un momento de esparcimiento pudo transformarse en tantas pérdidas humanas. Su historia, unida a la de los otros afectados, es un recordatorio para reforzar la seguridad en espectáculos públicos y proteger a quienes acuden en busca de celebración. Sin duda, este dolor compartido quedará grabado en la memoria colectiva y reforzará el llamado a contar con espacios más confiables, donde la alegría no se apague de manera tan abrupta.

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