El Pentágono comenzó ayer a retirar a 2,000 efectivos de la Guardia Nacional destacados en Los Ángeles desde principios de junio, una maniobra que reduce a la mitad el contingente federal enviado por la Casa Blanca para contener las protestas contra las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Según reporta la agencia EFE, el portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, justificó la medida asegurando que “la anarquía en Los Ángeles está remitiendo”, por lo que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, firmó la orden de desmovilización.
El despliegue original 4,000 guardias y unos 700 infantes de marina se produjo por orden directa del presidente Donald Trump, sin el visto bueno del gobernador Gavin Newsom, con la misión de proteger edificios federales y respaldar a los agentes de ICE durante operativos masivos en la ciudad.
La legalidad de esa intervención llegó rápidamente a los tribunales. Hace tres semanas, el Noveno Circuito de Apelaciones falló que el presidente podía retener el mando de la Guardia Estatal mientras persistiera la “amenaza” a empleados federales, decisión que tensó aún más las relaciones entre Sacramento y Washington.
Desde Sacramento, Newsom criticó que las tropas fueran usadas como “peones políticos” y exigió que el resto del contingente vuelva a casa “sin demora”. En paralelo, la alcaldesa angelina Karen Bass celebró el retiro parcial y lo calificó como “una victoria de la movilización pacífica” que logró poner contra la pared a la Administración.
Las cifras oficiales agregan presión: los operativos de ICE han dejado al menos 2,792 personas detenidas en el área metropolitana, la mayoría de origen latino, lo que avivó denuncias de perfilamiento racial y provocó que un juez federal impusiera límites temporales a las detenciones sin causa probable.
El retiro no acaba con la presencia militar unos 2,000 guardias y los 700 marines permanecerán en la ciudad “hasta nuevo aviso”. Mantener esa fuerza, según estimaciones del propio Pentágono, le costará al contribuyente estadounidense alrededor de US$134 millones, entre viáticos, alojamiento y logística.
Más allá del conteo de tropas
Este pulso reaviva un debate histórico sobre el uso de fuerzas militares en suelo estadounidense. Organizaciones civiles comparan el operativo con los despliegues de 1992, tras el veredicto Rodney King, y con la movilización de 2020 frente a las protestas por la muerte de George Floyd; en ambos casos, la Guardia Nacional se retiró sólo cuando el costo político y económico superó los beneficios de “mostrar músculo”. Para analistas de seguridad nacional, el choque Trump-Newsom podría convertirse en caso de estudio sobre los límites del Título 32 que permite federalizar guardias estatales y, de paso, marcar la campaña presidencial que ya calienta motores.
Por ahora, Los Ángeles amanece con menos uniformes en la calle, pero con la misma pregunta en el aire: ¿quién decide cuándo termina una crisis y quién paga la factura?








